VIDA Y OBRA DE JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ
INTRODUCCIÓN.
Sin ánimo de exagerar, en la historia del siglo xx, en nuestro país no existe una persona de quien no se ha escrito más que del Dr. José Gregorio Hernández. Por supuesto de quien se escribe en demasía crea también dilemas, conflictos, envidias, amor y toda esa cantidad de emociones encontradas por quienes le admiran o los que piensan: ¡no es para tanto!.
Opina uno de sus biógrafos ¨En el mundo médico venezolano no existe persona de la que se haya escrito más que de este ilustre trujillano; la exaltación de sus virtudes y la aureola de santidad creada en torno a su existencia, realizada por el fervor popular, groseramente abultado por los programas de cine, radio y televisión, han desfigurado la señera silueta del maestro, su vida y su obra, creando como un mito que poco armoniza con la realidad de su imagen de médico eminente, de reconocida santidad…¨. He oído de algunos médicos y docentes en el área, quienes expresan con dolor y resignación que: lamentablemente ellos realizan todos los esfuerzos a su alcance para salvar vidas y al final se encuentran con: ¿si la persona muere?, acusan al medico de culpable en el fallecimiento, ¿pero si se salva? agradecen de inmediato al Dr. José Gregorio.
El pequeño ejemplo anterior nos conduce a revisar la vida y obra de un hombre excepcional, adelantado a su tiempo, lo cual no lo convierte en un ser perfecto ya que se condujo de acuerdo a sus principios sin importar opiniones cuando estaba convencido de lo que debía ejecutar. Esta cualidad común entre los sabios y genios del pensamiento, solo lo podía conducir a ser reconocido académicamente o como una persona santa, lamentablemente no son necesariamente complementarias e inclusivas dichas posibilidades como esta demostrado en su caso.
La mayoría de lo escrito sobre él, solo toma el aspecto espiritual o se dedican a la parte académica docente, muy contados han intentado ser objetivos resaltando ambos aspectos. ¿Fue una persona excéntrica?, como consecuencia de su visión científica, profesional, espiritual y sobre todo fue resultado del amalgamiento de lo compartido con los máximos representantes e investigadores de la medicina de la época en la que le correspondió vivir, esto es un honor poco común entre las personas a través de la historia de cualquier profesión.
Los expertos, en el área profesional, reconocen sus aportes a nivel nacional e inclusive internacional y expresan que ¨ El entusiasmo de sus apologistas transformados en hagiógrafos en lo que respecta a su espiritualidad, los han llevado al punto de deificar su vida, ignorando su condición humana y olvidando la responsabilidad de quienes escriben la historia; de ahí que su figura se nos presenta asfixiada por montañas de escritos, falsas anécdotas y huecas historietas, que habrá que arrojar lejos para obtener la verdadera imagen de su persona, y una estimación cabal de su obra y actuación especialmente como médico y docente, …¨
Quienes se dedican al aspecto espiritual exaltan su característica de ofrecer un abnegado servicio a los más necesitados y se presenta hoy en día como venerable, título concedido por El Vaticano el 16 de Enero de 1986. Al parecer, su interés por la curación ha trascendido hasta después de su muerte (nacional e internacionalmente), pues éste es un paso previo antes de la beatificación. También se quejan que debido al sincretismo religioso han mezclado la admiración y agradecimiento al Doctor con ritos de brujería, lo cual es a su entender la principal causa de la lentitud de su santificación en comparación con otros casos que se han tratado mas expeditamente.
NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS.
De la unión de Benigno Hernández y Manzaneda de una parte, y Josefa Antonia Cisneros y Monsilla de la otra, romántica unión de unos refugiados en el pueblito de Isnotú del Estado Trujillo, un 26 de Octubre de 1864, nace un hermoso niño a quien se dio el nombre de José Gregorio. Bautizado en Escuque por el padre Victoriano Briceño, fueron sus padrinos don Tomás Lobo y doña Perpetua Henríquez. Aunque venido al mundo en humildes condiciones era de prosapia ilustre, de alcurnia y abolengo proveniente de linajudos solares cantábricos, una de cuyas ramas vino a Venezuela en el segundo tercio del siglo XVIII y echó raíces en la ciudad de Boconó. En 1864 Isnotú era un pueblo de personas humildes dedicadas a la agricultura o al corte de madera. La familia del futuro Dr. José Gregorio tenía una posición un poco más elevada en el pueblo, pues el padre, Don Benigno, poseía un comercio, de esos característicos en las zonas rurales en aquellos años. En este comercio se vendía de todo lo que podrían necesitar las familias del pueblo, desde sal y pimienta hasta jabones, telas, perfumes y artículos de género.
Su padre, Don Benigno María Hernández Manzaneda era de ascendencia colombiana, y su madre, doña Josefa Antonia Cisneros Mansilla, era de procedencia española. José Gregorio es el mayor de seis hermanos. Su madre, mujer muy piadosa, muere teniendo el solo ocho años. Por línea materna había cierto parentesco con el famoso cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien fuera confesor de la reina Isabel la católica, fundador de la universidad de Alcalá y un gran propugnador de la cultura en su época. Por línea paterna, a través del linaje de un tío bisabuelo, José Gregorio se emparentaba con Francisco Luís Febres Cordero Muñoz, eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española.
Su infancia transcurre en medio de un paisaje idílico, donde los terraplenes andinos se proyectan sobre los llanos de El Cenizo hasta las riberas del Lago de Maracaibo, sin grandes sobresaltos en su pueblito de Isnotú, que en aquella época también era conocido como parroquia Libertad. Isnotú o Libertad era entonces apenas un pequeño caserío de humildes hogares agrupados en torno a dos calles. La vía principal era de 1.700 metros de largo y ocho de ancho, y la otra de 600 metros con siete y medio de ancho.
El pueblo de Isnotú, se eleva a 850 metros sobre el nivel del lago de Maracaibo. Limita al Norte con la quebrada de Lamedero. Al Sur con el cerro de Ponemesa. Al Este con la quebrada de Canambú. Y al Oeste con la de Vichú. El municipio de Isnotú, Distrito Betijoque del Estado de Trujillo, y está situado a 500 Km. de Caracas. Fue bautizado en la Iglesia del dulce nombre de Jesús de Escuque, el día 30 de Enero de 1865. El 6 de diciembre de1867 fue confirmado por el señor arzobispo Juan Hilario Boset y apadrinado por el presbítero Francisco de Paula Moreno en el pueblo de Betijoque.
En la actualidad, la fisonomía de Isnotú difiere mucho de la de los tiempos de José Gregorio, no sólo el progreso ha llegado hasta ésta antiguamente apartada región andina, sino que junto a la producción de caña, café, plátano, maíz, frijoles, maderas laborables y de otras, se ha venido a sumar, como elemento influyente en la economía de la región, el incesante peregrinar de los devotos del Dr. José Gregorio, que vienen a depositar sus votos en las dos únicas paredes que quedan en la casa que lo vio nacer. En su adolescencia se traslada a la ciudad de Trujillo para estudiar el bachillerato en el Colegio Federal de Varones que aún existe bajo la denominación de Liceo Cristóbal Mendoza. Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez quien regentaba una escuela privada en Isnotú, notaría muy pronto las habilidades e inteligencia del pequeño y hablándole a su Padre le señalo que debía aprovechar las cualidades del niño José Gregorio y le recomendó enviarlo a la ciudad.
No pasaría mucho tiempo antes de que José Gregorio abandonara la tranquilidad de las tierras andinas para continuar su formación académica en la ciudad de Caracas. A la edad de trece años prosigue sus estudios en el Colegio Villegas, uno de los mejores de la época. Relatan quienes lo acompañaron en aquel entonces, que Hernández, poseedor de un carácter taciturno y callado. En esta institución obtiene el título de bachiller en Filosofía, en el año de 1884.
Se encontraba al frente del colegio Guillermo Tell Villegas y su esposa Pepita Perozo de Villegas, quienes habrían de tomarle gran afecto al nuevo alumno. Inicialmente José Gregorio se hospedó en habitaciones del mismo colegio. Relataba el Doctor Villegas, fiel amigo de siempre, que Hernández poseía un carácter taciturno y callado, serio y reflexivo, poco jugaba con sus compañeros y en los recreos prefería estudiar música y leer. Leía a Plutarco, Kempis y "La vida de los santos". Estudia con voracidad, como impulsado por una fuerza interior, llegó a poseer una cultura enciclopédica, sometido a una recia disciplina.
No pasó mucho tiempo sin que las cualidades de estudiante, y el carácter serio de José Gregorio se destacara entre sus compañeros. Estos rasgos no pasaron inadvertidos para el director del plantel, y poco después lo nombraba inspector para que velara por el mantenimiento de la disciplina en los predios de la escuela.
Durante sus años en el colegio Villegas, José Gregorio siempre obtuvo las mejores notas, ganó distinciones y premios, y en varias ocasiones las medallas de la aplicación y de buena conducta. Fue tanto su adelanto que llegó a fungir como profesor de aritmética. Entre 1878 y 1882 José Gregorio cursó en dicho colegio preparatoria y filosofía, graduándose de bachiller en filosofía en ese último año.
UNIVERSIDAD.
Cuando ingresó a la universidad central José Gregorio tenía 17 años. Durante los dos primeros años de estudios universitarios continuó viviendo en el colegio Villegas, donde aun desempeñaba el cargo de inspector y donde era tratado como un miembro de la familia; pero, en 1884, cuando comenzó a cursar el tercer año de medicina, dejo el colegio Villegas para establecerse en habitaciones alquiladas a los esposos Margarita Patria y Germán Puyou en la casa número 3 de Madrices a Ibarra.
Su primera vocación se orientó hacia las leyes, por lo que decidió estudiar derecho. No obstante, su padre lo hace desistir y finalmente se decide por Medicina (quizá porque veía en ella una manera de expresar su natural inclinación a ayudar a los demás) en la Universidad Central de Venezuela (UCV), carrera que enrumba por los caminos de la Biología.
Para aquel entonces las habilidades de José Gregorio Hernández eran múltiples: hablaba inglés, alemán, francés, italiano, portugués y dominaba el latín; era filósofo, músico y poseía profusos conocimientos acerca de teología. Se doctoró en la UCV el 29 de junio de 1888 y colocó así broche de oro a un fructífero desempeño evidenciado por maestros de la talla de Adolfo Ernst, considerado el fundador de la escuela positivista venezolana, y Adolfo Frydensberg, cofundador de la Sociedad Química de Caracas así como de la Sociedad Farmacéutica de Venezuela, de quienes fue alumno.
PROFESIÓN.
A tan sólo pocos días de obtener el título de doctor en Medicina en presencia del Rector, como era costumbre, sacó dos temas o ponencias que luego debía desarrollar ante un jurado examinador, estos fueron: En primer lugar contrastaría la doctrina de Laennec, que asienta que la existencia del tubérculo es factor suficiente para la constitución de la tuberculosis revolucionaria teoría unitaria, frente a la escuela de Virchow, que sostiene la dualidad, según la cual la tuberculosis y la neumonía eran dos enfermedades distintas sin ninguna capacidad contagiosa. En segundo lugar, profundizaría en el tema de la fiebre tifoidea típica de presentarse en Caracas. La escogencia de ambos temas no eran más que un indicio de lo que más adelante se convertiría en el eje de su profesión médica, las enfermedades bacterianas, tanto así que es considerado el fundador de la bacteriología en Venezuela.
Al graduarse en 1888 regresa a su región para ejercer consecutivamente en los estados Trujillo, Mérida y Táchira. Se radicó en Isnotú hasta el 30 de julio de 1889, para ejercer entre los tres estados andinos venezolanos. Cumplida su deuda de servicio con su hogar geográfico, regresa a Caracas donde comienza su actuación como científico, filósofo y filántropo. Al año de ejercicio profesional, por recomendación muy efusiva de uno de sus profesores, el Dr. Calixto González, quien mucho lo distinguía y apreciaba, es enviado a Europa por el Presidente de la República, Dr. Juan Pablo Rojas Paúl, para continuar estudios de postgrado en las universidades de París y Berlín. El presidente Rojas Paúl, toma esta decisión como consecuencia de la falta de médicos especialmente dedicados a la experimentación en 1889, decreta que, por cuenta del gobierno, se nombre al joven médico venezolano, de buena conducta y reconocidas aptitudes, para que se traslade a Francia, a estudiar teoría y práctica en las especialidades de microscopia, histología normal y patológica, bacteriología y fisiología experimental, con la asignación de seiscientos bolívares mensuales.
ESTUDIOS EXTERIOR.
Una vez en Paris, trabajó en los laboratorios de Charles Richet (Premio Nóbel 1913) profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de París y quien a su vez había sido colaborador de Etienne Jules Marey y discípulo del sabio Claude Bernard, máximo exponente de la Medicina Experimental en Francia.
Estudió Histología y Embriología con Mathías Duval. Para conocer, con fundamentos serios, la razón de su prestigio como médico basta con leer el testimonio de aquellos contemporáneos suyos que lo vieron de cerca actuar. Su maestro de la Universidad de París, el gran sabio francés Matías Duval, al dar constancia de los estudios del joven médico venezolano seguidos bajo su dirección, expresa textualmente: "El Dr. Hernández ha trabajado asiduamente en mi laboratorio y aprendido en él la técnica histológica y embriológica; me considero feliz al declarar que sus aptitudes, sus gustos y sus conocimientos prácticos en estas materias hacen de él un técnico que me enorgullezco de haber formado".
También participó en su formación el eminente Isidor Strauss, que había sido discípulo de Emile Roux y Charles Chamberland quienes lo fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos precursores de la Bacteriología.
En su estancia por Francia muere su padre, Benigno Hernández, de quien se dice, heredó el carácter y la rectitud. Los bienes que le quedaron como herencia, se los entregó por completo a sus sobrinos, los hijos de su hermana Sofía con Temístocles Carvallo.
Concluidos sus estudios en París, solicita permiso para trasladarse a Berlín donde estudia Histología y Anatomía patológica, a su vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.
VUELTA A LA PATRIA Y DOCENCIA UNIVERSITARIA.
En París compró un laboratorio de fisiología por instrucciones del gobierno. Terminada con brillo y éxito su misión en Europa, regresa a la patria en 1891, y el gobierno de turno bajo el mando de Raimundo Andueza Palacios tomando en cuenta la adquisición del laboratorio por Hernández, decreta la creación de los estudios de histología, fisiología experimental y bacteriología, a cargo del mismo catedrático quien fungirá como director; simultáneamente es nombrado catedrático de las asignaturas.
Este acontecimiento convirtió al Dr. José Gregorio en un verdadero precursor de esas disciplinas científicas en Venezuela. Dando un ejemplo de abnegación poco común, el Dr. José Gregorio se presentó a desempeñar su labor a la mañana siguiente del nombramiento, prestando juramento como profesor ante el rector de la universidad el 16 de noviembre de 1891. El reconocimiento oficial a la ciencia del doctor Hernández, sumado a los modernos conocimientos y a la valiosa experiencia que había adquirido en Europa, le garantizaron una favorable acogida en los medios profesionales y aristocráticos de Caracas. Pero, amén de esas cualidades indiscutibles, en opinión de muchos, fue su carácter afable y comprensivo lo que le graneó de inmediato una gran clientela en todas las esferas sociales de la capital.
En opinión del Dr. Santos Aníbal Dominici, "impuso su valimiento científico a las pocas semanas de su actuación médica". Convencidos de su pericia y de su eficacia profesional, muchos galenos caraqueños no vacilaron en consultarle, incluso al pie del lecho de sus propios enfermos. Al cabo de cierto tiempo, algunos doctores más viejos comenzaron a transferirle sus pacientes, llegando a contar el Dr. Hernández con una de las más extensas listas de pacientes de la Caracas de aquellos tiempos. Los métodosmodernos que empleaba a la hora de emitir sus diagnósticos, y lo acertado de éstos, le dieron a su opinión profesional una validez indiscutible.
El acopio de conocimientos que adquirió en el extranjero y su vigoroso temperamento de investigador lo convierten en el término de tres años en un joven sabio que desplegó la más fecunda actividad investigativa, docente y asistencial. Funda la cátedra de Histología Normal y Patológica; así mismo imparte a sus alumnos conocimientos sobre bacteriología y fisiología experimental.
Al mismo tiempo se ocupa de sus pacientes que aumentan de día en día, a medida que crece su fama de gran médico y hombrede honda sensibilidad ante las precarias condiciones económicas de la inmensa mayoría de los habitantes de Caracas y su alrededores. Pocas personas para esa fecha podrían haber alcanzado tal grado de disposición para emprender esa amplia tarea científica. La cátedra de bacteriología fue la primera que se fundó en América.
Su obra cumbre en el terreno de la ciencia, aquella que lo coloca en el solio de los grandes maestros de la medicina nacional, fue su obra docente, la de maestro insigne que supo ser inspiración y símbolo para legiones de discípulos que enaltecieron su memoria llevando sabiduría, decoro y honestidad a todos los rincones de Venezuela. Es entonces, cuando comienza la enorme y fecunda labor del Dr. Hernández. Sus actividades son desde entonces múltiples, como variadas sus actuaciones. Supo ser a la vez, sin dejar de ser él mismo, científico connotado, profesor erudito, médico eminente y sapientísimo, investigador infatigable, filósofo profundo, artista de refinada sensibilidad, ciudadano intachable y sobre todo, hombre, de envidiables cualidades y excelsas virtudes. "Era un sabio casi niño" según Rísquez.
Este bien logrado conjunto de su peculiar personalidad, lo llevaron con sobrada razón, a ocupar puesto prominente entre sus contemporáneos y a dejar después de su muerte, una luminosa estela de imperecedera recordación. Las diferentes y variadas facetas de su proteiforme personalidad, hacen de su vida un raro complejo, preñado de no pocas interrogantes; pero en medio de esa complejidad, Hernández se presenta siempre uno mismo, en la fina agudeza de su ingenio y en la permanente ejemplaridad de su conducta, sin cambios acomodaticios, hipocresías, ni mentiras. Fue siempre un gran sincero, tanto cuando investiga los misterios del mundo infinitesimal, como cuando responde tajante sin evasivas: "Yo soy creacionista", a la formal encuesta académica de Razetti, acerca de la teoría del transformismo en el origen del hombre y la evolución de las especies. Fue siempre adversario sincero y declarado de la doctrina evolucionista, cuyos postulados, por demostrativos que fueren, no aceptó nunca como verdades confirmadas.
Adscrito fielmente a la tradición bíblica, no creyó nunca en la evolución y transformación sucesiva de las especies; fue creacionista en el sentido más amplio de la palabra y jamás admitió transacción alguna entre las demostraciones de la ciencia, especulativa o experimental, y la palabra sagrada de los profetas, por cuya voz se trasmitió a la humanidad la revelación divina y la historia original de los seres que hoy viven en la tierra.
Considerando en la historia de los estudios médicos en Venezuela tres fechas importantes diremos que Lorenzo Campins y Ballester en 1776 funda la primera cátedra para la enseñanza de medicina en la entonces Real y Pontificia Universidad de Caracas; en 1827 Vargas crea la Facultad de Medicina y en 1891 funda Hernández los estudios experimentales de forma científica. Es con él cuando comienza la verdadera docencia científica y pedagógica, a base de lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, práctica de vivisección y pruebas de laboratorio. Introdujo el microscopio y enseñó su uso y manejo; coloreó, cultivó microbios; hizo conocer la teoría de Virchow.
Fue además, un gran fisiólogo y un biólogo eminente pues conocía a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal. Las aplicaciones prácticas de esas experiencias, las supo poner al servicio de la finalidad suprema de la medicina, que no es otra que curar enfermos y proteger vida. Fue también por temperamento e inclinación, un verdadero filósofo. De carácter reflexivo, poseedor de un espíritu selecto, con admirable sentido crítico y pensador de alto vuelo, sintió siempre honda preocupación por los grandes problemas humanos.
Era investigador por vocación. Su metodología científica y su curioso espíritu, siempre ávido de la verdad, lo llevaron desde un principio, al campo de la experimentación. Comienza por comprobar los hechos aprendidos en la teoría y ejecutados más tarde en escuelas extranjeras, con los obtenidos ahora por él, algunos de los cuales, como la numeración globular roja, en franca discrepancia con las cifras europeas, son presentadas por él, al I Congreso Médico Panamericano de Washington en 1892. En el resumen de este trabajo expresa:"Creemos que el número de los glóbulos rojos es menor en los habitantes de las regiones intertropicales que en los de las regiones templadas, y suponemos que esta hipoglobulia depende del organismo que teniendo menos pérdidas de calor por la irradiación, disminuye la producción globular. Y por este hecho está perfectamente de acuerdo con la opinión antigua de que los países cálidos son los países anemiantes por excelencia"
Escribe sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa junto a Nicanor Guardia, como catedrático de patología experimental, en un estudio dedicado a la Facultad de Medicina de Madrid, con observación de tres casos… "cuya etiología creyeron haber dilucidado y que les sirvió de base para el estudio de una enfermedad poco conocida y mal estudiada para entonces; el estudio de sus casos no les permitió dudar de que se trataban de individuos bajo la potencia del impaludismo; la observación del pigmento melánico en la sangre,… sin embargo no observaron el hematozoario de Laveran, pero la circunstancia de haberse transformado los accesos de angor en accesos de fiebre paludosa, es tan demostrativa como la presencia misma del pigmento… describen los tipos de anginas de pecho, por ateroma, por simple neuralgia del plexo cardíaco o por obstrucción de arterias coronarias por el protozoo y las granulaciones pigmentarias y la acción curativa de la quinina en estos casos…"
En 1893 publica en varios números de la Gaceta Médica y luego en un libro en 1906 su obra escrita quizás más importante, "Elementos de Bacteriología", calificado por los conocedores como prodigio de concisión y claridad y que representa el primer texto de esa especialidad presentado en el país. En ella define la bacteriología, los microbios, microbios vegetales, animales, sus formas, coccus, bacilos, spirillus, clasificación de Pasteur, entre otras.
Estudia las lesiones anatomopatológicas de la pulmonía crupal, que es la neumonía fibrinosa o diplocóccica, considerada para la época como muy rara o excepcional pero por el estudio y análisis clínico minucioso demostró que era una enfermedad bastante común en Caracas y al final concluye:"…La muerte puede sobrevenir en cualquiera de los períodos de la pulmonía…la causa de muerte es por agotamiento del corazón por excesivo funcionamiento…y más adelante dice…de estas consideraciones podemos deducir la regla de conducta que debemos observar en presencia de un caso de pulmonía, fácil de sintetizar: en el tratamiento de la pulmonía lo primero es defender el corazón" .
En 1910 describe "De la nefritis en la fiebre amarilla", en colaboración con el Dr. Felipe Guevara Rojas; las lesiones encontradas "son aumento de volumen y congestionamiento, manchas equimóticas y sangre en la orina: lesiones en los glomérulos de Malpigio…apartando los casos fulminantes que destrozan el hígado por esteatosis sobreaguda podemos establecer para los demás la siguiente ley: en el tratamiento de la fiebre amarilla lo primero es defender el riñón, dice más adelante y al final el tratamiento a seguir" .
Investiga las relaciones que a su juicio, debían existir entre el bacilo de Koch y el de Hansen, basándose para ello, en su común carácter de ácido resistencia e inicia trabajos sobre el tratamiento de la tuberculosis con el aceite de Chaulmoogra (Ginocarda odorata), sustancia que sólo entonces era usada para tratar la lepra y en sesión de la Academia de Medicina en 1918, presenta una nota preliminar al respecto la cual finaliza así:"Aunque esta es una comunicación preliminar, pues no hemos tenido el tiempo suficiente para un estudio definido, podemos sin embargo deducir de nuestro trabajo las conclusiones siguientes: el aceite de chaulmoogra ciertamente mata al bacilo de Koch, los enfermos tratados mejoran su estado general después de la inyección… las inyecciones de uno o dos cc, separados por largos intervalos es lo mejor…" .
El Dr. José Gregorio estudia el flagelo de la bilharziasis entre nosotros y le dedica un sólido trabajo, de gran importancia sanitaria, en el que alerta tanto al gremio, como al público, sobre la importancia de la terrible endemia, poniendo en evidencia que su extensión en Venezuela, era mucho mayor de lo que se creía generalmente entonces.
Como acota Puigbó: "Su capacidad como clínico de someterse al rigor del método anatomo-clínico, su capacidad de manejar los recursos derivados de las técnicas complementarias de diagnóstico y su capacidad para crear hipótesis novedosas, hace evidenciar su maravillosa obra científica, aunque no extensa en número, si en forma cualitativa por su trascendencia en la medicina de la época".
Fue por supuesto uno de los 35 Fundadores de la Academia Nacional de Medicina en junio de 1904, ocupando el Sillón XXVIII, formando el grupo de excelentes médicos de la época convocados por Razetti para normar la salud en Venezuela. En julio de 1913 cuando decide retirarse a La Cartuja renuncia en carta dirigida a el Dr. Pablo Acosta Ortiz, para ese entonces, Presidente de la misma y le contesta Razetti, Secretario Perpetuo: "Señor Doctor José Gregorio Hernández: Honorable colega, considerada por esta Academia la renuncia de Miembro de ella que usted se ha servido enviarle con fecha 18 de los corrientes, tengo la honra de decirle que la Academia no la ha aceptado, porque considera que el cargo de Miembro de una Academia no es renunciable. Soy de usted seguro servidor y colega".
Apasionado de la literatura, escribió artículos, opúsculos y narraciones fuera de su producción científica, podemos citar: En un vagón, en el que argumenta sobre el libre albedrío; Los Maitines, donde hace referencia a la Cartuja, y Visión de arte, una graciosa fantasía literaria. en resumen sus publicaciones científicas: en 1906 apareció Elementos de bacteriología, primer texto de esta materia publicado en Venezuela; en Sobre la angina de pecho de naturaleza palúdica describió, por primera vez en el mundo, esta afección, así como su correcta patogenia. Trabajó sobre el recuento globular, la bilharziosis, nefritis amarílica y terapia de la tuberculosis por el aceite de chalmoogra. Su contribución humanística quedó plasmada en su obra Elementos de Filosofía (1912), en donde expone la visión personal que tenía sobre el mundo y sobre las relaciones que vinculaban a los hombres entre ellos y con el Ser Supremo. A la vez la obra representa un testimonio sobre las reflexiones más íntimas del autor.
En resumen su actividad docente se puede dividir en dos etapas de 1891 a 1912 donde crea las cátedras antes mencionadas de histología y bacteriología en primer año de medicina; fisiología experimental en segundo año y anatomía patológica práctica, dos cursos en tercer año. Dictó veintiún cursos universitarios más dos prácticos, duraban un año cada uno y los dictaba alternando las materias.
En 1906 obtuvo su jubilación pero siguió enseñando y se fue a La Cartuja en 1908 de donde se regresó en 1909. .
En 1912 se agregó a sus actividades parasitología, enseñó en los microscopios que trajo y otros instrumentos mencionados.
Tenía ejercicio privado de la medicina en su tiempo libre y contaba con un consultorio en su propia casa; las consultas las realizaban al mediodía, no se tiene suficiente bien la estadística de esta actividad, pero se tienen recabadas unas 7000 recetas hasta la fecha.
Como científico actúo siempre ceñido a la más precisa metodología experimental, y como filósofo se orienta dentro de los principios de la fe católica sustentados por Agustín de Hipona, Bernardor de Claravel, Tomás de Aquino y tantos otros padres de la Iglesia. En su condición de católico militante, el Dr. José Gregorio Hernández, practica dos postulados esenciales: la caridad y la tolerancia, con un sentido cabal que no humilla ni lesiona la dignidad humana, ni hiere a quienes discrepan de sus creencias religiosas. Ello explica el general sentimiento de elevada estimación que inspira a todos los que lo conocen y tratan, sin distingos de opiniones. De ese unánime aprecio es testigo incontrastable lo dicho por uno de sus colegas y adversarios, el sabio Luis Razetti, quien sostiene en discurso pronunciado con motivo de su muerte ocurrida trágicamente el 29 de junio de 1918: "Creía que la medicina era un sacerdocio, el sacerdocio del dolor humano y siempre tuvo una sonrisa desdeñosa para la envidia y una caritativa tolerancia para el error ajeno. Fundó su reputación sobre el inconmovible pedestal de su ciencia, de su pericia, de su honradez y de su infinita abnegación. Por eso su prestigio social no tuvo límites y su muerte es una catástrofe para la Patria".
VOCACIÓN SACERDOTAL.
La vocación sacerdotal que según algunos de sus biógrafos había alimentado desde joven junto a la medicina, se había desarrollado de una manera serena, manteniéndose siempre como a la sombra de su fervor profesional. No era el Dr. José Gregorio un hombre a quién se oyera con frecuencia hacer comentarios religiosos, al extremo de que uno de sus amigos cercanos, Pedro César Dominici, se sorprendió mucho cuando en una ocasión, conversando acerca del clero, éste le reveló que pertenecía a una orden exclaustrada.
No obstante esa discreción con respecto a su vocación y su fé, su deseo de entregarse totalmente a Dios fue siempre en aumento. En 1907, después de haberse traído a todos sus familiares a Caracas, y de haber encaminado hermanos así como a sobrinos en dicha capital, el Dr. José Gregorio sintió que ya sus deberes familiares estaban cumplidos. Y como ya se encontraba jubilado de su puesto de catedrático universitario, y además había hecho valiosos aportes a la medicina venezolana y mundial con sus trabajos científicos, consideró que también sus deberes para con su país y con la ciencia habían sido cumplidos, por lo que le era posible entonces llevar a vías de hecho su tan aplazada vocación religiosa.
El padre Juan Bautista Castro, su director espiritual durante años, quien era a la fecha Arzobispo de Caracas y Primado de Venezuela, después de mucho discutir con el Dr. José Gregorio todo lo útil que aún podía ser a su país y al mundo, aprobó finalmente la vocación. Monseñor Castro envió una carta de recomendación con fecha 6 de octubre de 1907 en la que solicitaba al Prior de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta cercana al pueblito de Lucca, Italia, el ingreso del Dr. José Gregorio en dicho claustro. Además el Dr. José Gregorio por su parte envió también una carta al Prior.
El 16 de julio de 1908 llegó el Dr. José Gregorio finalmente a la Cartuja de Farneta. Los preliminares de su ingreso consistieron en un nuevo examen de su vocación que habría de durar varios días. En estos días se instruía al aspirante a novicio sobre los pormenores de su vida futura y de todos los detalles de la orden en la que iba a ingresar, al mismo tiempo que se comprobaba si su vocación era puramente religiosa o si simplemente se trataba de reacción pasajera ante circunstancias adversas de la vida de este mundo.
Una vez probada su vocación, Fray Etienne le lavó los pies, ceremonia previa a ser recibido en la celda por el Prior de la orden. Este lavatorio de pies simboliza que el novicio debe dejar tras de sí al entrar en clausura 'el polvo del siglo' y consagrar su vida a la oración y la devoción.
El período de postulado habría de durar un mes. Durante ese mes el futuro novicio vistió un manto negro sobre sus ropas civiles al acompañar a los cartujos en todas sus actividades monacales. En esos días el maestro de novicios, Fray Etienne, se encargaba de instruirlo en las labores que una vez aceptado en la orden, habría de ser su quehacer diario.
Al cabo de este mes de postulado, probada una vez más la voluntad y la vocación de José Gregorio, el Prior lo propuso ante los frailes de la comunidad para la toma del hábito.
En la sala del capitulo de la cartuja, el Dr. José Gregorio arrodillado a los pies del Prior, y con las manos de este entre las suyas, respondió a las preguntas que éste le formulaba en latín.
Una vez concluido el interrogatorio los frailes debían votar con respecto a la aceptación del Dr. José Gregorio como cartujo, mientras el futuro novicio se retiraba a la capilla en espera del resultado. La votación se haría privada y en secreto. Cada fraile debía colocar un grano negro o uno blanco en una urna según fuera su opinión con respecto al ingreso del nuevo novicio en la orden.
Al contarse los granos se comprobó una mayoría de granos blancos, y en consecuencia el Dr. José Gregorio fue conducido nuevamente a la sala del capítulo, donde hubo de escuchar una nueva alocución del Padre Prior, de rodillas repitió su solicitud de ingreso en la orden, a lo que el Padre Prior respondió:
"En el nombre de Dios y de la Orden, en mi nombre y el de mis Hermanos, yo os admito entre nosotros; y os prevengo de que hasta vuestra profesión vos sois libre de retiraros, pero nosotros también, de nuestra parte, podemos despediros si vuestra conducta nos desagrada".
Inmediatamente después le dio el "beso de paz", y seguidamente el Dr. José Gregorio fue a arrodillarse ante los pies de cada uno de sus nuevos hermanos en la orden, quienes a su vez, solemnemente conmovidos, también lo besaron y lo abrasaron.
A partir de ese momento ya el Dr. José Gregorio nunca más podría vestir las ropas seglares, sino que bajo el manto negro, habría de llevar ahora el cilicio de piel de cabra que impone la orden y la túnica blanca de los novicios. Además su cabello fue cortado al rape y le afeitaron el bigote que había conservado hasta el momento. Su nombre pasó a ser entonces el de "Hermano Marcelo", y se le adjudicó una celda en el convento que ostentaba en la puerta en una tablilla la letra U y una sentencia en latín tomada de la Biblia:
"Vir obediens loquetur victoriam"
Era el 29 de agosto de 1908. Con el nombre de Fray Marcelo nacía el Dr. José Gregorio a una nueva vida de duras privaciones, pues las reglas de la orden obligan al novicio a familiarizarse desde el principio con todos los rigores de la vida cartujana.
Los días en la cartuja se dividían en 7 horas de sueño, 15 de estudio y ejercicios espirituales, y 2 horas de trabajo físico. Las celdas cartujanas están compuestas de dos compartimientos, uno destinado a dormitorio y el otro destinado al estudio; cuentan también con un pequeño patio, donde a solas realizan los trabajos que consisten fundamentalmente en cortar leña con hacha. De éstos aposentos no pueden salir los monjes sino cuando el Prior o el Maestro de Novicios se lo piden. La comunicación está prohibida en todo momento púes hasta en los oficios religiosos deben permanecer con la vista baja. Si precisan de algo, tienen que escribirlo en un papel y colocarlo en el torno de la celda en el cual se les colocan los escasos alimentos.
Este régimen es de total aislamiento no solo del contacto humano sino de todos los posibles placeres del cuerpo como pueden ser el comer y el beber. Las mortificaciones son constantes pues el cilicio molesta en su contacto directo con la piel, y cuando hace frío, aunque las ropas son de lana, resulta muy incomodo, púes no les es permitido encender fuego para calentarse, ni siquiera cuando la temperatura llega hasta varios grados bajo cero en la escala centígrada.
Todo parecía indicar que Fray Marcelo tomaría finalmente el hábito y seguiría sin tropiezos el camino que se había trazado; sin embargo, el señor tenía deparado un destino diferente al fervoroso cartujo, pues la salud de Dr. José Gregoriose vio quebrantada ante las duras reglas de la orden. El padre superior D. Rene, considero prudente el que Fray Marcelo volviera a ser el Dr. Dr. José GregorioHernández y que regresara por unos años a Venezuela hasta que su salud se viera totalmente restablecida.
Por esa razón, y contra su voluntad, Dr. José Gregoriose vio precisado a dejar los hábitos y a abandonar la Cartuja de Farneta nueve meses después de haber ingresado en ella.
Llega a Caracas en abril de 1909, obtuvo muy pronto licencia del Arzobispo para ingresar el 21 de abril al seminario "Santa Rosa de Lima". Pero él designio de Dios para él no le permitiría alcanzar el prebisterado.
A la muerte del bachiller Rangel en 1909 fue nombrado Jefe del Laboratorio del Hospital Vargas hasta su muerte en 1919.
Aflora de nuevo (época cierre universitario) en Dr. José Gregorioel deseo de regresar al claustro y de intentar la consagración radical. Así acompañado de su hermana Isolina, embarco de nuevo a Roma. Iría al colegio Pío Latino Americano para hacer la Teología y así allanar el ingreso al monasterio. Desde Noviembre de 1913 volvió a la misa en comunidad, la oración, estudio y clases. Pero los vientos romanos, le desarrollaron una afección pulmonar, y debió retornar a Venezuela. Después ya no insistiría en la separación del mundo para contemplar a Dios en el silencio del convento.
Dr. José Gregorioya no intenta más la vida religiosa. Comprende que Dios lo llama a la vida seglar. Será un seglar católico ejemplar sirviendo a Dios en sus hermanos desde su vocación de médico, pues así también se puede y se debe ser santo. Continuó ejerciendo como médico ejemplar. Dedicaba 2 horas diarias a servir a los pobres.
ÚLTIMOS AÑOS.
Posteriormente entre los años 1914 y 1915 dicta clases de Medicina en forma privada y sin remuneración alguna en el Colegio Villavicencio.
Entre 1915 y 1917 cuando se reabre la Universidad con nuevas normas y cátedras, se realizaron cursos paralelos dictándose cursos alternos; en 1917 viajó a Estados Unidos a estudiar algunas nuevas técnicas de bacteriología, estuvo en Madrid con Ramón y Cajal, regresó en 1918 y fue el primero en mostrar la toma de la tensión arterial en sus alumnos. En este segundo período hubo un mayor rendimiento docente.
El 29 de Junio de 1919, como todos los días, Dr. José Gregorio se levantó a las cinco, tomó su primer baño del día, rezó el Ángelus, y después se dirigió a la iglesia de la Divina Pastora a escuchar la misa y a comulgar. Como era domingo, no tenía que ir a la universidad, por lo que se fue a visitar algunos de sus enfermos en esa parroquia. Regreso luego a su casa (en el número 3 de San Andrés a Desbarrancado), donde su hermana Isolina le sirvió el desayuno: pan, mantequilla, queso y agua de panela. Después de organizar su consultorio, salió a visitar las casas de sus pacientes, cosa que acostumbraba hacer en las mañanas que no tenía clases, entre las ocho y las once y cuarenta y cinco. Para este recorrido el Dr. José Gregorio iba generalmente a pie.
Poco antes del mediodía llego a su casa, donde tomó su segundo baño del día como era costumbre. A las doce del día rezó el Ángelus y se sentó a almorzar. Este último almuerzo consistió en sopa, legumbres, arroz y carne acompañados de un refresco de guanábana que le enviara su cuñada, Dolores de Jesús Briceño Gonzáles, la esposa de César Benigno.
Para reposar el almuerzo se sentó en la mecedora que tenia para atender a los pobres que venían a verlo durante dos horas todos los días. Estaba esta mecedora junto a una imagen de San José.
Pasada la una y media de la tarde llego alguien a avisarle de que una señora anciana se encontraba muy grave, el Dr. José Gregorio tomó su sombrero y partió enseguida a visitarla. Esta anciana vivía entre Amadores y carbones.
Cuando salió de consultar a la anciana enferma, el Dr. José Gregorio, considerando que esta era muy pobre decidió el mismo irle a comprar las medicinas que le había recetado y para ello se llegó hasta la farmacia que se encontraba en la esquina de Amadores.
En la esquina de Amadores y Urapal se encontraba estacionado un tranvía y en el momento en que salía el Dr. José Gregorio de la farmacia con las medicinas otro tranvía subía desde Guanabanos hacia Amadores. Cuando fue a cruzar la calle por delante del tranvía que se encontraba detenido, sin percatarse de que un automóvil se acercaba en esa dirección, sorprendido por la aparición inesperada del transeúnte el chofer no pudo detener a tiempo el vehiculo que conducía a 30 Km. por hora y lo golpeo con el vehiculo, recibiendo el doctor un fuerte impacto que lo lanzó por el aire contra un poste telefónico; golpeándose en su caída con el filo de la acera. Este golpe de acuerdo con el informe forense es lo que ocasiona la muerte del ilustre médico y siervo de Dios pocos minutos más tarde, púes le fracturó la base del cráneo y le provocó una hemorragia interna.
Testigo de excepción: la señorita Ángela Páez se encontraba en ese momento asomada a la ventana de su casa el numero 29 entre Guanabano y Amadores y pudo ver el accidente. De acuerdo a su testimonio cuando Dr. José Gregorio vio que se le abalanzaba el automóvil, exclamo: "Virgen Santísima".
Por extraña coincidencia el que conducía el automóvil Fernando Bustamante Morales, iba a ser compadre de Dr. José Gregorio y este había curado en una ocasión a su madre y salvado de la peste a una de sus hermanas.
En el mismo auto que lo atropellara llevaron al Dr. José Gregorio hasta el Hospital Vargas. Cuando llegaba el coche con la victima ya en estado de coma salía en ese momento del hospital el Presbítero Tomás García Pompa, Capellán de esa institución quién al enterarse del caso regresó justo a tiempo para imponer los Santos Oleos al moribundo
También en el mismo auto del accidente fueron a buscar al doctor Luis Razzetti, quien habría de firmar el acta de defunción:" además de la fractura de la base del cráneo certificada, tenía una ligera herida en la sien derecha, y un morado en la misma sien, señales del golpe contra el poste de hierro; por la nariz y la boca le brotaba sangre; más arriba de las rodillas tenía una franja morada en ambas piernas".
Las hermanas de San José de Tarbes fueron las encargadas de la piadosa labor de amortajar a José Gregorio. Una vez examinado y amortajado el cuerpo fue trasladado a la casa de sus hermanos José Benigno, Avelina y Hercilia Hernández, en el número 57 en la avenida Norte, entre Tienda Honda y Puente de la Trinidad. La elección de esta casa para exponer el cuerpo se hizo tomando en cuenta el que era más grande que la del Dr. José Gregorio y como se esperaba una gran afluencia de dolientes en esta casa sería más fácil acomodarlos.
Sin embargo la reacción popular fue muy superior a lo que se esperaba. La noticia de su muerte fue trasmitida por toda Caracas en cuestión de minutos y el número de personas que se presentó a ofrecer sus últimos respetos al doctor Hernández fue tan grande que las autoridades tuvieron que intervenir para organizar el desfile incesante de dolientes.
Durante toda la noche estuvieron desfilando pacientes y amistades por la capilla improvisada en la casa de la avenida Norte para ver por última vez al médico y al amigo que tanto bien les había hecho en éste mundo. A las siete de la mañana del día siguiente, se realizó el oficio de difuntos de cuerpo presente el entonces Arzobispo de Caracas Primado de Venezuela Monseñor Felipe Rincón Gonzáles. A la luctuosa ceremonia concurrieron sus familiares y un gran número de representantes de organizaciones religiosas.
A las 10 de la mañana del 30 de Junio se inició el traslado del féretro hacia el Paraninfo Universitario. Este habría de hacerse en los hombros de los estudiantes y de sus discípulos. Dos largas hileras de colegas y estudiantes precedían el cortejo fúnebre. Cada uno de estos portaba una corona floral.
Una vez depositada la fúnebre carga se estableció una guardia de honor en torno al ataúd integrada por cuatro alumnos los cuales eran reemplazados cada media hora. Las ofrendas florales que según algunos sumaban más de mil coronas, fueron colocadas en el salón central del Paraninfo y en otros salones.
Si grandioso había sido el desfile hacia el Paraninfo Universitario, indescriptible resultaría el desbordante cortejo hacia la Catedral. Toda Caracas se desbordaba en un verdadero mar humano para ver pasar por última vez al que tantas veces recorriera sus calles para llevar salud, consuelo y ayuda.
Su fama como médico, sus virtudes y su vocación religiosa impactaron poderosamente la opinión popular venezolana. Objeto, desde su muerte, de un auténtico culto, su pueblo natal se convirtió en un sitio de peregrinaje. En 1949, se abrió en el Vaticano el proceso de su canonización, habiéndosele concedido, en 1986, el grado de «venerable», penúltima categoría antes de la de «santo». Sus restos son venerados en la santa iglesia de la Candelaria de la ciudad de Caracas.
El pueblo venezolano que recibió y aún cree recibir los beneficios de su prodigioso apostolado, se ha adelantado con sabia osadía a considerarlo como el santo de su devoción. La Iglesia Católica con su sagrada autoridad ha de confirmar uno de estos días, según el pronóstico de algunos de sus personeros, esa consagración. Vox populi, vox Dei.
ORACIONES
ORACION DIARIA
AL SIEVO DE DIOS Dr. José Gregorio Hernández
Oh Señor Dios Mió Que Todo Lo Puedes Y Que Habéis Acogido En Tu Seno A Vuestro Amado Siervo José Gregorio, Que Por Vuestra Gran Misericordia Le Diste El Poder De Curar Enfermos En Este Mundo, Dadle Señor La Gracia De Curarme , Como Medico Espiritual, Mi Alma Y Mi Cuerpo Si Ha De Ser Para Tu Gloria. Te Pido Esto Señor Dios Mío En Nombre De Tu Amado Hijo Quien Enseñó A Orar Diciendo: Padre Nuestro...
NOVENA PARA OBTENER FAVORES POR INTRCESION DEL SIERVO DE DIOS
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Oh Trinidad Amabilísima En Voz Creo, En Vos Espero, Os Amo Con Todo Mi Corazón Y Os Pido Llenéis Mi Alma De Vuestra Gracia Y Lo Confirméis En Ella; De Modo Que Jamás Deje De Ser Vuestro Santo Templo Y La Morada De Vuestras Delicias, Vos Habéis Elegido A Vuestro Siervo José Gregorio Para Enseñar A Los Hombres A Amaros Sobre Todas Las Cosas, Serviros Fielmente Y Amar Al Prójimo Con Santa Caridad, Animado Yo Con Esta Consoladora Doctrina Del Evangelio Os Adoro Y Bendigo Por Las Virtudes Y Prerrogativas Que Habéis Concedido A Nuestro Siervo Y Edificado Con Su Ejemplo Os Pido Por Su Eficaz Intercesión Que Me Asistáis En Todas Mis Necesidades, Especialmente En Esta Que Encomiendo. Dignaos Trinidad Misericordiosisima, Oír A Vuestro Siervo Concediéndome El Favor Que Os Pido Si Es Para Mayor Gloria Vuestra Y Bien De Mi Alma. Amen.
PRIMER DÍA
Oh Padre Eterno Omnipotente Dios Os Alabo, Glorifico Y Bendigo Y Doy Gracias Por Todas Las Que Concedisteis A Vuestro Siervo José Gregorio Y, Por Su Intercesión Os Pido Oigas Los Ardientes Votos Que Hago Para Alcanzar De Vuestra Soberana Bondad El Favor Que Humildemente Os Suplico. Aquí Se Pide Lo Que Se Desea. Padre Nuestro, Avemaría Y Gloria
DÍA SEGUNDO
Oh Divino Verbo Encarnado Por Amor A Los Hombres Y Ese Mismo Amor Sacrosanto En Los Altares, Os Doy Las Gracias Por Las Carisimas Inefables Con Que Cada Día Favorecías El Alma De Vuestro Siervo José Gregorio Al Recibiros Con Tan Santas Disposiciones En La Sagrada Comunión, Yo Por Su Intersección Os Pido El Favor Que Tanto Necesito Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, Gloria
DÍA TERCERO
Oh Espíritu Santo Fuente Inagotable De Amor Y Vida Os Alabo Y Doy Gracias Por Haber Elegido Por Morada El Alma De Vuestro Siervo José Gregorio Y Por Su Intercesión Os Pido Este Favor Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, Gloria
DÍA CUARTO
Oh Fidelísimo Siervo De Dios José Gregorio Oye Las Suplicas De Mi Corazón, Y Así Como En La Tierra Socorriste A Los Pobres, Enfermos Y Atribulados Con Tus Limosnas, Ciencias Y Buenos Consejos Ahora Feliz En El Cielo, Protégeme, Y En Prueba De Que Olvidas, Alcánzame El Favor Que Confiada Y Humildemente Te Pido..........Si Es Para Mayor Gloria De Dios Honra De Maria Inmaculada Tu Propia Exaltación De Los Altares Y Bien De Mi Alma . Amen. Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, avemaría, Gloria
DÍA QUINTO
Oh Señor Mío Jesucristo Tu Que Miraste Con Complacencia La Humanidad Y Caridad De Vuestro Siervo José Gregorio, Os Suplico Le Concedas La Gracia De Ayudarme A La Salvación De Mi Alma Y Que Su Ejemplo Perdure En Nosotros Para Grandeza De Tu Gloria Amen. Aquí Se Pide Lo Que De Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
DÍA SEXTO
Seráfico San Francisco De Asís Alcánzale A Este Insigne Hijo De Tu Orden Tercera José Gregorio El Honor Supremo De Ser Elevado A Los Altares. Y Tu Gloriosa Santa Teresa De Jesús, Has Prueba De Tu Valimiento Ante La Soberana Majestad, celebrando
La Hora De Su Beatificación. Amen Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, avemaría, Gloria
DÍA SEPTIMO
Oh Virgen De Las Mercedes Obtenga De Vuestro Divino Hijo Para Este Pueblo Venezolano Que Tiernamente Os Ama, La Gracia Insigne De La Exaltación A Los Altares De Vuestro Devoto José Gregorio Hernández, Que Tan Inefablemente Os Amo
Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
DÍA OCTAVO
Señor Dios Mío Mi Redentor Y Mi Todo Acordaos De Esta Alma Pecadora, Para Que Se Vista Con La Humildad Y Caridad Con Que Vuestro Siervo José Gregorio Os Sirvió En Este Mundo, Haciendo El Bien En Tu Santo Nombre Y Sirviéndonos De Ejemplo Para Santificarnos En Tu Gracia. Amen Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
DÍA NOVENO
Mi Alma Glorifica Al Señor Y Mi Espíritu Esta Transportado En Gozo De Dios Salvador Mío, Porque Ha Puesto Sus Ojos En La Bajeza De Su Esclava , Por Lo Tanto Ya Desde Ahora Me Llamaran Bienaventurada Todas Las Generaciones , Porque Ha Hecho En Mi Cosas Grandes Aquel Que Es Todopoderoso, Cuyo Nombre Es Santo, Y Cuya Misericordia Se Derrama De Generación En Generación Sobre Todos Los Que Le Temen. Hizo Alarde De Su Brazo, Deshizo Las Miradas Del Corazón De Los Soberbios, Derribo Del Solio A Los Poderosos Y Ensalzo A Los Humildes, Colmo De Bienes A Los Hambrientos, Y A Los Ricos Los Despidió Sin Nada Acordándose De Su Misericordia Acogió A Israel Su Siervo: Según La Promesa Que Hizo A Vuestros Padres, A Abraham Y Su Descendencia Por Los Siglos De Los Siglos. Amen. Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
SÚPLICA PARA TODOS LOS DÍAS
Conceden 300 Días De Indulgencia Por Cada Vez
Que Se Rece Esta Oración Oh Dios Misericordioso Que Te Has Dignado Escoger A Venezuela Para Ser La Patria De Tu Siervo José Gregorio Quien Prevenido Por Tu Gracia Practico Desde Niño Las Mas Heroicas Virtudes, En Especial Una Fe Ardiente , Una Pureza Angelical Y Una Caridad Encendida , Siendo Esta La Escala Por La Cual Su Alma Voló A Su Divino Encuentro Cuando Recibiste El Holocausto De Su Vida Concédenos Que Brille Pronto Sobre Su Frente La Aureola De Los Santos , Si Es Para Mayor Gloria Y Honor De La Santa Iglesia. Te Lo Pedimos Por Los Meritos De Cristo Nuestro Señor Amen
INTRODUCCIÓN.
Sin ánimo de exagerar, en la historia del siglo xx, en nuestro país no existe una persona de quien no se ha escrito más que del Dr. José Gregorio Hernández. Por supuesto de quien se escribe en demasía crea también dilemas, conflictos, envidias, amor y toda esa cantidad de emociones encontradas por quienes le admiran o los que piensan: ¡no es para tanto!.
Opina uno de sus biógrafos ¨En el mundo médico venezolano no existe persona de la que se haya escrito más que de este ilustre trujillano; la exaltación de sus virtudes y la aureola de santidad creada en torno a su existencia, realizada por el fervor popular, groseramente abultado por los programas de cine, radio y televisión, han desfigurado la señera silueta del maestro, su vida y su obra, creando como un mito que poco armoniza con la realidad de su imagen de médico eminente, de reconocida santidad…¨. He oído de algunos médicos y docentes en el área, quienes expresan con dolor y resignación que: lamentablemente ellos realizan todos los esfuerzos a su alcance para salvar vidas y al final se encuentran con: ¿si la persona muere?, acusan al medico de culpable en el fallecimiento, ¿pero si se salva? agradecen de inmediato al Dr. José Gregorio.
El pequeño ejemplo anterior nos conduce a revisar la vida y obra de un hombre excepcional, adelantado a su tiempo, lo cual no lo convierte en un ser perfecto ya que se condujo de acuerdo a sus principios sin importar opiniones cuando estaba convencido de lo que debía ejecutar. Esta cualidad común entre los sabios y genios del pensamiento, solo lo podía conducir a ser reconocido académicamente o como una persona santa, lamentablemente no son necesariamente complementarias e inclusivas dichas posibilidades como esta demostrado en su caso.
La mayoría de lo escrito sobre él, solo toma el aspecto espiritual o se dedican a la parte académica docente, muy contados han intentado ser objetivos resaltando ambos aspectos. ¿Fue una persona excéntrica?, como consecuencia de su visión científica, profesional, espiritual y sobre todo fue resultado del amalgamiento de lo compartido con los máximos representantes e investigadores de la medicina de la época en la que le correspondió vivir, esto es un honor poco común entre las personas a través de la historia de cualquier profesión.
Los expertos, en el área profesional, reconocen sus aportes a nivel nacional e inclusive internacional y expresan que ¨ El entusiasmo de sus apologistas transformados en hagiógrafos en lo que respecta a su espiritualidad, los han llevado al punto de deificar su vida, ignorando su condición humana y olvidando la responsabilidad de quienes escriben la historia; de ahí que su figura se nos presenta asfixiada por montañas de escritos, falsas anécdotas y huecas historietas, que habrá que arrojar lejos para obtener la verdadera imagen de su persona, y una estimación cabal de su obra y actuación especialmente como médico y docente, …¨
Quienes se dedican al aspecto espiritual exaltan su característica de ofrecer un abnegado servicio a los más necesitados y se presenta hoy en día como venerable, título concedido por El Vaticano el 16 de Enero de 1986. Al parecer, su interés por la curación ha trascendido hasta después de su muerte (nacional e internacionalmente), pues éste es un paso previo antes de la beatificación. También se quejan que debido al sincretismo religioso han mezclado la admiración y agradecimiento al Doctor con ritos de brujería, lo cual es a su entender la principal causa de la lentitud de su santificación en comparación con otros casos que se han tratado mas expeditamente.
NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS.
De la unión de Benigno Hernández y Manzaneda de una parte, y Josefa Antonia Cisneros y Monsilla de la otra, romántica unión de unos refugiados en el pueblito de Isnotú del Estado Trujillo, un 26 de Octubre de 1864, nace un hermoso niño a quien se dio el nombre de José Gregorio. Bautizado en Escuque por el padre Victoriano Briceño, fueron sus padrinos don Tomás Lobo y doña Perpetua Henríquez. Aunque venido al mundo en humildes condiciones era de prosapia ilustre, de alcurnia y abolengo proveniente de linajudos solares cantábricos, una de cuyas ramas vino a Venezuela en el segundo tercio del siglo XVIII y echó raíces en la ciudad de Boconó. En 1864 Isnotú era un pueblo de personas humildes dedicadas a la agricultura o al corte de madera. La familia del futuro Dr. José Gregorio tenía una posición un poco más elevada en el pueblo, pues el padre, Don Benigno, poseía un comercio, de esos característicos en las zonas rurales en aquellos años. En este comercio se vendía de todo lo que podrían necesitar las familias del pueblo, desde sal y pimienta hasta jabones, telas, perfumes y artículos de género.
Su padre, Don Benigno María Hernández Manzaneda era de ascendencia colombiana, y su madre, doña Josefa Antonia Cisneros Mansilla, era de procedencia española. José Gregorio es el mayor de seis hermanos. Su madre, mujer muy piadosa, muere teniendo el solo ocho años. Por línea materna había cierto parentesco con el famoso cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien fuera confesor de la reina Isabel la católica, fundador de la universidad de Alcalá y un gran propugnador de la cultura en su época. Por línea paterna, a través del linaje de un tío bisabuelo, José Gregorio se emparentaba con Francisco Luís Febres Cordero Muñoz, eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española.
Su infancia transcurre en medio de un paisaje idílico, donde los terraplenes andinos se proyectan sobre los llanos de El Cenizo hasta las riberas del Lago de Maracaibo, sin grandes sobresaltos en su pueblito de Isnotú, que en aquella época también era conocido como parroquia Libertad. Isnotú o Libertad era entonces apenas un pequeño caserío de humildes hogares agrupados en torno a dos calles. La vía principal era de 1.700 metros de largo y ocho de ancho, y la otra de 600 metros con siete y medio de ancho.
El pueblo de Isnotú, se eleva a 850 metros sobre el nivel del lago de Maracaibo. Limita al Norte con la quebrada de Lamedero. Al Sur con el cerro de Ponemesa. Al Este con la quebrada de Canambú. Y al Oeste con la de Vichú. El municipio de Isnotú, Distrito Betijoque del Estado de Trujillo, y está situado a 500 Km. de Caracas. Fue bautizado en la Iglesia del dulce nombre de Jesús de Escuque, el día 30 de Enero de 1865. El 6 de diciembre de1867 fue confirmado por el señor arzobispo Juan Hilario Boset y apadrinado por el presbítero Francisco de Paula Moreno en el pueblo de Betijoque.
En la actualidad, la fisonomía de Isnotú difiere mucho de la de los tiempos de José Gregorio, no sólo el progreso ha llegado hasta ésta antiguamente apartada región andina, sino que junto a la producción de caña, café, plátano, maíz, frijoles, maderas laborables y de otras, se ha venido a sumar, como elemento influyente en la economía de la región, el incesante peregrinar de los devotos del Dr. José Gregorio, que vienen a depositar sus votos en las dos únicas paredes que quedan en la casa que lo vio nacer. En su adolescencia se traslada a la ciudad de Trujillo para estudiar el bachillerato en el Colegio Federal de Varones que aún existe bajo la denominación de Liceo Cristóbal Mendoza. Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez quien regentaba una escuela privada en Isnotú, notaría muy pronto las habilidades e inteligencia del pequeño y hablándole a su Padre le señalo que debía aprovechar las cualidades del niño José Gregorio y le recomendó enviarlo a la ciudad.
No pasaría mucho tiempo antes de que José Gregorio abandonara la tranquilidad de las tierras andinas para continuar su formación académica en la ciudad de Caracas. A la edad de trece años prosigue sus estudios en el Colegio Villegas, uno de los mejores de la época. Relatan quienes lo acompañaron en aquel entonces, que Hernández, poseedor de un carácter taciturno y callado. En esta institución obtiene el título de bachiller en Filosofía, en el año de 1884.
Se encontraba al frente del colegio Guillermo Tell Villegas y su esposa Pepita Perozo de Villegas, quienes habrían de tomarle gran afecto al nuevo alumno. Inicialmente José Gregorio se hospedó en habitaciones del mismo colegio. Relataba el Doctor Villegas, fiel amigo de siempre, que Hernández poseía un carácter taciturno y callado, serio y reflexivo, poco jugaba con sus compañeros y en los recreos prefería estudiar música y leer. Leía a Plutarco, Kempis y "La vida de los santos". Estudia con voracidad, como impulsado por una fuerza interior, llegó a poseer una cultura enciclopédica, sometido a una recia disciplina.
No pasó mucho tiempo sin que las cualidades de estudiante, y el carácter serio de José Gregorio se destacara entre sus compañeros. Estos rasgos no pasaron inadvertidos para el director del plantel, y poco después lo nombraba inspector para que velara por el mantenimiento de la disciplina en los predios de la escuela.
Durante sus años en el colegio Villegas, José Gregorio siempre obtuvo las mejores notas, ganó distinciones y premios, y en varias ocasiones las medallas de la aplicación y de buena conducta. Fue tanto su adelanto que llegó a fungir como profesor de aritmética. Entre 1878 y 1882 José Gregorio cursó en dicho colegio preparatoria y filosofía, graduándose de bachiller en filosofía en ese último año.
UNIVERSIDAD.
Cuando ingresó a la universidad central José Gregorio tenía 17 años. Durante los dos primeros años de estudios universitarios continuó viviendo en el colegio Villegas, donde aun desempeñaba el cargo de inspector y donde era tratado como un miembro de la familia; pero, en 1884, cuando comenzó a cursar el tercer año de medicina, dejo el colegio Villegas para establecerse en habitaciones alquiladas a los esposos Margarita Patria y Germán Puyou en la casa número 3 de Madrices a Ibarra.
Su primera vocación se orientó hacia las leyes, por lo que decidió estudiar derecho. No obstante, su padre lo hace desistir y finalmente se decide por Medicina (quizá porque veía en ella una manera de expresar su natural inclinación a ayudar a los demás) en la Universidad Central de Venezuela (UCV), carrera que enrumba por los caminos de la Biología.
Para aquel entonces las habilidades de José Gregorio Hernández eran múltiples: hablaba inglés, alemán, francés, italiano, portugués y dominaba el latín; era filósofo, músico y poseía profusos conocimientos acerca de teología. Se doctoró en la UCV el 29 de junio de 1888 y colocó así broche de oro a un fructífero desempeño evidenciado por maestros de la talla de Adolfo Ernst, considerado el fundador de la escuela positivista venezolana, y Adolfo Frydensberg, cofundador de la Sociedad Química de Caracas así como de la Sociedad Farmacéutica de Venezuela, de quienes fue alumno.
PROFESIÓN.
A tan sólo pocos días de obtener el título de doctor en Medicina en presencia del Rector, como era costumbre, sacó dos temas o ponencias que luego debía desarrollar ante un jurado examinador, estos fueron: En primer lugar contrastaría la doctrina de Laennec, que asienta que la existencia del tubérculo es factor suficiente para la constitución de la tuberculosis revolucionaria teoría unitaria, frente a la escuela de Virchow, que sostiene la dualidad, según la cual la tuberculosis y la neumonía eran dos enfermedades distintas sin ninguna capacidad contagiosa. En segundo lugar, profundizaría en el tema de la fiebre tifoidea típica de presentarse en Caracas. La escogencia de ambos temas no eran más que un indicio de lo que más adelante se convertiría en el eje de su profesión médica, las enfermedades bacterianas, tanto así que es considerado el fundador de la bacteriología en Venezuela.
Al graduarse en 1888 regresa a su región para ejercer consecutivamente en los estados Trujillo, Mérida y Táchira. Se radicó en Isnotú hasta el 30 de julio de 1889, para ejercer entre los tres estados andinos venezolanos. Cumplida su deuda de servicio con su hogar geográfico, regresa a Caracas donde comienza su actuación como científico, filósofo y filántropo. Al año de ejercicio profesional, por recomendación muy efusiva de uno de sus profesores, el Dr. Calixto González, quien mucho lo distinguía y apreciaba, es enviado a Europa por el Presidente de la República, Dr. Juan Pablo Rojas Paúl, para continuar estudios de postgrado en las universidades de París y Berlín. El presidente Rojas Paúl, toma esta decisión como consecuencia de la falta de médicos especialmente dedicados a la experimentación en 1889, decreta que, por cuenta del gobierno, se nombre al joven médico venezolano, de buena conducta y reconocidas aptitudes, para que se traslade a Francia, a estudiar teoría y práctica en las especialidades de microscopia, histología normal y patológica, bacteriología y fisiología experimental, con la asignación de seiscientos bolívares mensuales.
ESTUDIOS EXTERIOR.
Una vez en Paris, trabajó en los laboratorios de Charles Richet (Premio Nóbel 1913) profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de París y quien a su vez había sido colaborador de Etienne Jules Marey y discípulo del sabio Claude Bernard, máximo exponente de la Medicina Experimental en Francia.
Estudió Histología y Embriología con Mathías Duval. Para conocer, con fundamentos serios, la razón de su prestigio como médico basta con leer el testimonio de aquellos contemporáneos suyos que lo vieron de cerca actuar. Su maestro de la Universidad de París, el gran sabio francés Matías Duval, al dar constancia de los estudios del joven médico venezolano seguidos bajo su dirección, expresa textualmente: "El Dr. Hernández ha trabajado asiduamente en mi laboratorio y aprendido en él la técnica histológica y embriológica; me considero feliz al declarar que sus aptitudes, sus gustos y sus conocimientos prácticos en estas materias hacen de él un técnico que me enorgullezco de haber formado".
También participó en su formación el eminente Isidor Strauss, que había sido discípulo de Emile Roux y Charles Chamberland quienes lo fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos precursores de la Bacteriología.
En su estancia por Francia muere su padre, Benigno Hernández, de quien se dice, heredó el carácter y la rectitud. Los bienes que le quedaron como herencia, se los entregó por completo a sus sobrinos, los hijos de su hermana Sofía con Temístocles Carvallo.
Concluidos sus estudios en París, solicita permiso para trasladarse a Berlín donde estudia Histología y Anatomía patológica, a su vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.
VUELTA A LA PATRIA Y DOCENCIA UNIVERSITARIA.
En París compró un laboratorio de fisiología por instrucciones del gobierno. Terminada con brillo y éxito su misión en Europa, regresa a la patria en 1891, y el gobierno de turno bajo el mando de Raimundo Andueza Palacios tomando en cuenta la adquisición del laboratorio por Hernández, decreta la creación de los estudios de histología, fisiología experimental y bacteriología, a cargo del mismo catedrático quien fungirá como director; simultáneamente es nombrado catedrático de las asignaturas.
Este acontecimiento convirtió al Dr. José Gregorio en un verdadero precursor de esas disciplinas científicas en Venezuela. Dando un ejemplo de abnegación poco común, el Dr. José Gregorio se presentó a desempeñar su labor a la mañana siguiente del nombramiento, prestando juramento como profesor ante el rector de la universidad el 16 de noviembre de 1891. El reconocimiento oficial a la ciencia del doctor Hernández, sumado a los modernos conocimientos y a la valiosa experiencia que había adquirido en Europa, le garantizaron una favorable acogida en los medios profesionales y aristocráticos de Caracas. Pero, amén de esas cualidades indiscutibles, en opinión de muchos, fue su carácter afable y comprensivo lo que le graneó de inmediato una gran clientela en todas las esferas sociales de la capital.
En opinión del Dr. Santos Aníbal Dominici, "impuso su valimiento científico a las pocas semanas de su actuación médica". Convencidos de su pericia y de su eficacia profesional, muchos galenos caraqueños no vacilaron en consultarle, incluso al pie del lecho de sus propios enfermos. Al cabo de cierto tiempo, algunos doctores más viejos comenzaron a transferirle sus pacientes, llegando a contar el Dr. Hernández con una de las más extensas listas de pacientes de la Caracas de aquellos tiempos. Los métodosmodernos que empleaba a la hora de emitir sus diagnósticos, y lo acertado de éstos, le dieron a su opinión profesional una validez indiscutible.
El acopio de conocimientos que adquirió en el extranjero y su vigoroso temperamento de investigador lo convierten en el término de tres años en un joven sabio que desplegó la más fecunda actividad investigativa, docente y asistencial. Funda la cátedra de Histología Normal y Patológica; así mismo imparte a sus alumnos conocimientos sobre bacteriología y fisiología experimental.
Al mismo tiempo se ocupa de sus pacientes que aumentan de día en día, a medida que crece su fama de gran médico y hombrede honda sensibilidad ante las precarias condiciones económicas de la inmensa mayoría de los habitantes de Caracas y su alrededores. Pocas personas para esa fecha podrían haber alcanzado tal grado de disposición para emprender esa amplia tarea científica. La cátedra de bacteriología fue la primera que se fundó en América.
Su obra cumbre en el terreno de la ciencia, aquella que lo coloca en el solio de los grandes maestros de la medicina nacional, fue su obra docente, la de maestro insigne que supo ser inspiración y símbolo para legiones de discípulos que enaltecieron su memoria llevando sabiduría, decoro y honestidad a todos los rincones de Venezuela. Es entonces, cuando comienza la enorme y fecunda labor del Dr. Hernández. Sus actividades son desde entonces múltiples, como variadas sus actuaciones. Supo ser a la vez, sin dejar de ser él mismo, científico connotado, profesor erudito, médico eminente y sapientísimo, investigador infatigable, filósofo profundo, artista de refinada sensibilidad, ciudadano intachable y sobre todo, hombre, de envidiables cualidades y excelsas virtudes. "Era un sabio casi niño" según Rísquez.
Este bien logrado conjunto de su peculiar personalidad, lo llevaron con sobrada razón, a ocupar puesto prominente entre sus contemporáneos y a dejar después de su muerte, una luminosa estela de imperecedera recordación. Las diferentes y variadas facetas de su proteiforme personalidad, hacen de su vida un raro complejo, preñado de no pocas interrogantes; pero en medio de esa complejidad, Hernández se presenta siempre uno mismo, en la fina agudeza de su ingenio y en la permanente ejemplaridad de su conducta, sin cambios acomodaticios, hipocresías, ni mentiras. Fue siempre un gran sincero, tanto cuando investiga los misterios del mundo infinitesimal, como cuando responde tajante sin evasivas: "Yo soy creacionista", a la formal encuesta académica de Razetti, acerca de la teoría del transformismo en el origen del hombre y la evolución de las especies. Fue siempre adversario sincero y declarado de la doctrina evolucionista, cuyos postulados, por demostrativos que fueren, no aceptó nunca como verdades confirmadas.
Adscrito fielmente a la tradición bíblica, no creyó nunca en la evolución y transformación sucesiva de las especies; fue creacionista en el sentido más amplio de la palabra y jamás admitió transacción alguna entre las demostraciones de la ciencia, especulativa o experimental, y la palabra sagrada de los profetas, por cuya voz se trasmitió a la humanidad la revelación divina y la historia original de los seres que hoy viven en la tierra.
Considerando en la historia de los estudios médicos en Venezuela tres fechas importantes diremos que Lorenzo Campins y Ballester en 1776 funda la primera cátedra para la enseñanza de medicina en la entonces Real y Pontificia Universidad de Caracas; en 1827 Vargas crea la Facultad de Medicina y en 1891 funda Hernández los estudios experimentales de forma científica. Es con él cuando comienza la verdadera docencia científica y pedagógica, a base de lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, práctica de vivisección y pruebas de laboratorio. Introdujo el microscopio y enseñó su uso y manejo; coloreó, cultivó microbios; hizo conocer la teoría de Virchow.
Fue además, un gran fisiólogo y un biólogo eminente pues conocía a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal. Las aplicaciones prácticas de esas experiencias, las supo poner al servicio de la finalidad suprema de la medicina, que no es otra que curar enfermos y proteger vida. Fue también por temperamento e inclinación, un verdadero filósofo. De carácter reflexivo, poseedor de un espíritu selecto, con admirable sentido crítico y pensador de alto vuelo, sintió siempre honda preocupación por los grandes problemas humanos.
Era investigador por vocación. Su metodología científica y su curioso espíritu, siempre ávido de la verdad, lo llevaron desde un principio, al campo de la experimentación. Comienza por comprobar los hechos aprendidos en la teoría y ejecutados más tarde en escuelas extranjeras, con los obtenidos ahora por él, algunos de los cuales, como la numeración globular roja, en franca discrepancia con las cifras europeas, son presentadas por él, al I Congreso Médico Panamericano de Washington en 1892. En el resumen de este trabajo expresa:"Creemos que el número de los glóbulos rojos es menor en los habitantes de las regiones intertropicales que en los de las regiones templadas, y suponemos que esta hipoglobulia depende del organismo que teniendo menos pérdidas de calor por la irradiación, disminuye la producción globular. Y por este hecho está perfectamente de acuerdo con la opinión antigua de que los países cálidos son los países anemiantes por excelencia"
Escribe sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa junto a Nicanor Guardia, como catedrático de patología experimental, en un estudio dedicado a la Facultad de Medicina de Madrid, con observación de tres casos… "cuya etiología creyeron haber dilucidado y que les sirvió de base para el estudio de una enfermedad poco conocida y mal estudiada para entonces; el estudio de sus casos no les permitió dudar de que se trataban de individuos bajo la potencia del impaludismo; la observación del pigmento melánico en la sangre,… sin embargo no observaron el hematozoario de Laveran, pero la circunstancia de haberse transformado los accesos de angor en accesos de fiebre paludosa, es tan demostrativa como la presencia misma del pigmento… describen los tipos de anginas de pecho, por ateroma, por simple neuralgia del plexo cardíaco o por obstrucción de arterias coronarias por el protozoo y las granulaciones pigmentarias y la acción curativa de la quinina en estos casos…"
En 1893 publica en varios números de la Gaceta Médica y luego en un libro en 1906 su obra escrita quizás más importante, "Elementos de Bacteriología", calificado por los conocedores como prodigio de concisión y claridad y que representa el primer texto de esa especialidad presentado en el país. En ella define la bacteriología, los microbios, microbios vegetales, animales, sus formas, coccus, bacilos, spirillus, clasificación de Pasteur, entre otras.
Estudia las lesiones anatomopatológicas de la pulmonía crupal, que es la neumonía fibrinosa o diplocóccica, considerada para la época como muy rara o excepcional pero por el estudio y análisis clínico minucioso demostró que era una enfermedad bastante común en Caracas y al final concluye:"…La muerte puede sobrevenir en cualquiera de los períodos de la pulmonía…la causa de muerte es por agotamiento del corazón por excesivo funcionamiento…y más adelante dice…de estas consideraciones podemos deducir la regla de conducta que debemos observar en presencia de un caso de pulmonía, fácil de sintetizar: en el tratamiento de la pulmonía lo primero es defender el corazón" .
En 1910 describe "De la nefritis en la fiebre amarilla", en colaboración con el Dr. Felipe Guevara Rojas; las lesiones encontradas "son aumento de volumen y congestionamiento, manchas equimóticas y sangre en la orina: lesiones en los glomérulos de Malpigio…apartando los casos fulminantes que destrozan el hígado por esteatosis sobreaguda podemos establecer para los demás la siguiente ley: en el tratamiento de la fiebre amarilla lo primero es defender el riñón, dice más adelante y al final el tratamiento a seguir" .
Investiga las relaciones que a su juicio, debían existir entre el bacilo de Koch y el de Hansen, basándose para ello, en su común carácter de ácido resistencia e inicia trabajos sobre el tratamiento de la tuberculosis con el aceite de Chaulmoogra (Ginocarda odorata), sustancia que sólo entonces era usada para tratar la lepra y en sesión de la Academia de Medicina en 1918, presenta una nota preliminar al respecto la cual finaliza así:"Aunque esta es una comunicación preliminar, pues no hemos tenido el tiempo suficiente para un estudio definido, podemos sin embargo deducir de nuestro trabajo las conclusiones siguientes: el aceite de chaulmoogra ciertamente mata al bacilo de Koch, los enfermos tratados mejoran su estado general después de la inyección… las inyecciones de uno o dos cc, separados por largos intervalos es lo mejor…" .
El Dr. José Gregorio estudia el flagelo de la bilharziasis entre nosotros y le dedica un sólido trabajo, de gran importancia sanitaria, en el que alerta tanto al gremio, como al público, sobre la importancia de la terrible endemia, poniendo en evidencia que su extensión en Venezuela, era mucho mayor de lo que se creía generalmente entonces.
Como acota Puigbó: "Su capacidad como clínico de someterse al rigor del método anatomo-clínico, su capacidad de manejar los recursos derivados de las técnicas complementarias de diagnóstico y su capacidad para crear hipótesis novedosas, hace evidenciar su maravillosa obra científica, aunque no extensa en número, si en forma cualitativa por su trascendencia en la medicina de la época".
Fue por supuesto uno de los 35 Fundadores de la Academia Nacional de Medicina en junio de 1904, ocupando el Sillón XXVIII, formando el grupo de excelentes médicos de la época convocados por Razetti para normar la salud en Venezuela. En julio de 1913 cuando decide retirarse a La Cartuja renuncia en carta dirigida a el Dr. Pablo Acosta Ortiz, para ese entonces, Presidente de la misma y le contesta Razetti, Secretario Perpetuo: "Señor Doctor José Gregorio Hernández: Honorable colega, considerada por esta Academia la renuncia de Miembro de ella que usted se ha servido enviarle con fecha 18 de los corrientes, tengo la honra de decirle que la Academia no la ha aceptado, porque considera que el cargo de Miembro de una Academia no es renunciable. Soy de usted seguro servidor y colega".
Apasionado de la literatura, escribió artículos, opúsculos y narraciones fuera de su producción científica, podemos citar: En un vagón, en el que argumenta sobre el libre albedrío; Los Maitines, donde hace referencia a la Cartuja, y Visión de arte, una graciosa fantasía literaria. en resumen sus publicaciones científicas: en 1906 apareció Elementos de bacteriología, primer texto de esta materia publicado en Venezuela; en Sobre la angina de pecho de naturaleza palúdica describió, por primera vez en el mundo, esta afección, así como su correcta patogenia. Trabajó sobre el recuento globular, la bilharziosis, nefritis amarílica y terapia de la tuberculosis por el aceite de chalmoogra. Su contribución humanística quedó plasmada en su obra Elementos de Filosofía (1912), en donde expone la visión personal que tenía sobre el mundo y sobre las relaciones que vinculaban a los hombres entre ellos y con el Ser Supremo. A la vez la obra representa un testimonio sobre las reflexiones más íntimas del autor.
En resumen su actividad docente se puede dividir en dos etapas de 1891 a 1912 donde crea las cátedras antes mencionadas de histología y bacteriología en primer año de medicina; fisiología experimental en segundo año y anatomía patológica práctica, dos cursos en tercer año. Dictó veintiún cursos universitarios más dos prácticos, duraban un año cada uno y los dictaba alternando las materias.
En 1906 obtuvo su jubilación pero siguió enseñando y se fue a La Cartuja en 1908 de donde se regresó en 1909. .
En 1912 se agregó a sus actividades parasitología, enseñó en los microscopios que trajo y otros instrumentos mencionados.
Tenía ejercicio privado de la medicina en su tiempo libre y contaba con un consultorio en su propia casa; las consultas las realizaban al mediodía, no se tiene suficiente bien la estadística de esta actividad, pero se tienen recabadas unas 7000 recetas hasta la fecha.
Como científico actúo siempre ceñido a la más precisa metodología experimental, y como filósofo se orienta dentro de los principios de la fe católica sustentados por Agustín de Hipona, Bernardor de Claravel, Tomás de Aquino y tantos otros padres de la Iglesia. En su condición de católico militante, el Dr. José Gregorio Hernández, practica dos postulados esenciales: la caridad y la tolerancia, con un sentido cabal que no humilla ni lesiona la dignidad humana, ni hiere a quienes discrepan de sus creencias religiosas. Ello explica el general sentimiento de elevada estimación que inspira a todos los que lo conocen y tratan, sin distingos de opiniones. De ese unánime aprecio es testigo incontrastable lo dicho por uno de sus colegas y adversarios, el sabio Luis Razetti, quien sostiene en discurso pronunciado con motivo de su muerte ocurrida trágicamente el 29 de junio de 1918: "Creía que la medicina era un sacerdocio, el sacerdocio del dolor humano y siempre tuvo una sonrisa desdeñosa para la envidia y una caritativa tolerancia para el error ajeno. Fundó su reputación sobre el inconmovible pedestal de su ciencia, de su pericia, de su honradez y de su infinita abnegación. Por eso su prestigio social no tuvo límites y su muerte es una catástrofe para la Patria".
VOCACIÓN SACERDOTAL.
La vocación sacerdotal que según algunos de sus biógrafos había alimentado desde joven junto a la medicina, se había desarrollado de una manera serena, manteniéndose siempre como a la sombra de su fervor profesional. No era el Dr. José Gregorio un hombre a quién se oyera con frecuencia hacer comentarios religiosos, al extremo de que uno de sus amigos cercanos, Pedro César Dominici, se sorprendió mucho cuando en una ocasión, conversando acerca del clero, éste le reveló que pertenecía a una orden exclaustrada.
No obstante esa discreción con respecto a su vocación y su fé, su deseo de entregarse totalmente a Dios fue siempre en aumento. En 1907, después de haberse traído a todos sus familiares a Caracas, y de haber encaminado hermanos así como a sobrinos en dicha capital, el Dr. José Gregorio sintió que ya sus deberes familiares estaban cumplidos. Y como ya se encontraba jubilado de su puesto de catedrático universitario, y además había hecho valiosos aportes a la medicina venezolana y mundial con sus trabajos científicos, consideró que también sus deberes para con su país y con la ciencia habían sido cumplidos, por lo que le era posible entonces llevar a vías de hecho su tan aplazada vocación religiosa.
El padre Juan Bautista Castro, su director espiritual durante años, quien era a la fecha Arzobispo de Caracas y Primado de Venezuela, después de mucho discutir con el Dr. José Gregorio todo lo útil que aún podía ser a su país y al mundo, aprobó finalmente la vocación. Monseñor Castro envió una carta de recomendación con fecha 6 de octubre de 1907 en la que solicitaba al Prior de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta cercana al pueblito de Lucca, Italia, el ingreso del Dr. José Gregorio en dicho claustro. Además el Dr. José Gregorio por su parte envió también una carta al Prior.
El 16 de julio de 1908 llegó el Dr. José Gregorio finalmente a la Cartuja de Farneta. Los preliminares de su ingreso consistieron en un nuevo examen de su vocación que habría de durar varios días. En estos días se instruía al aspirante a novicio sobre los pormenores de su vida futura y de todos los detalles de la orden en la que iba a ingresar, al mismo tiempo que se comprobaba si su vocación era puramente religiosa o si simplemente se trataba de reacción pasajera ante circunstancias adversas de la vida de este mundo.
Una vez probada su vocación, Fray Etienne le lavó los pies, ceremonia previa a ser recibido en la celda por el Prior de la orden. Este lavatorio de pies simboliza que el novicio debe dejar tras de sí al entrar en clausura 'el polvo del siglo' y consagrar su vida a la oración y la devoción.
El período de postulado habría de durar un mes. Durante ese mes el futuro novicio vistió un manto negro sobre sus ropas civiles al acompañar a los cartujos en todas sus actividades monacales. En esos días el maestro de novicios, Fray Etienne, se encargaba de instruirlo en las labores que una vez aceptado en la orden, habría de ser su quehacer diario.
Al cabo de este mes de postulado, probada una vez más la voluntad y la vocación de José Gregorio, el Prior lo propuso ante los frailes de la comunidad para la toma del hábito.
En la sala del capitulo de la cartuja, el Dr. José Gregorio arrodillado a los pies del Prior, y con las manos de este entre las suyas, respondió a las preguntas que éste le formulaba en latín.
Una vez concluido el interrogatorio los frailes debían votar con respecto a la aceptación del Dr. José Gregorio como cartujo, mientras el futuro novicio se retiraba a la capilla en espera del resultado. La votación se haría privada y en secreto. Cada fraile debía colocar un grano negro o uno blanco en una urna según fuera su opinión con respecto al ingreso del nuevo novicio en la orden.
Al contarse los granos se comprobó una mayoría de granos blancos, y en consecuencia el Dr. José Gregorio fue conducido nuevamente a la sala del capítulo, donde hubo de escuchar una nueva alocución del Padre Prior, de rodillas repitió su solicitud de ingreso en la orden, a lo que el Padre Prior respondió:
"En el nombre de Dios y de la Orden, en mi nombre y el de mis Hermanos, yo os admito entre nosotros; y os prevengo de que hasta vuestra profesión vos sois libre de retiraros, pero nosotros también, de nuestra parte, podemos despediros si vuestra conducta nos desagrada".
Inmediatamente después le dio el "beso de paz", y seguidamente el Dr. José Gregorio fue a arrodillarse ante los pies de cada uno de sus nuevos hermanos en la orden, quienes a su vez, solemnemente conmovidos, también lo besaron y lo abrasaron.
A partir de ese momento ya el Dr. José Gregorio nunca más podría vestir las ropas seglares, sino que bajo el manto negro, habría de llevar ahora el cilicio de piel de cabra que impone la orden y la túnica blanca de los novicios. Además su cabello fue cortado al rape y le afeitaron el bigote que había conservado hasta el momento. Su nombre pasó a ser entonces el de "Hermano Marcelo", y se le adjudicó una celda en el convento que ostentaba en la puerta en una tablilla la letra U y una sentencia en latín tomada de la Biblia:
"Vir obediens loquetur victoriam"
Era el 29 de agosto de 1908. Con el nombre de Fray Marcelo nacía el Dr. José Gregorio a una nueva vida de duras privaciones, pues las reglas de la orden obligan al novicio a familiarizarse desde el principio con todos los rigores de la vida cartujana.
Los días en la cartuja se dividían en 7 horas de sueño, 15 de estudio y ejercicios espirituales, y 2 horas de trabajo físico. Las celdas cartujanas están compuestas de dos compartimientos, uno destinado a dormitorio y el otro destinado al estudio; cuentan también con un pequeño patio, donde a solas realizan los trabajos que consisten fundamentalmente en cortar leña con hacha. De éstos aposentos no pueden salir los monjes sino cuando el Prior o el Maestro de Novicios se lo piden. La comunicación está prohibida en todo momento púes hasta en los oficios religiosos deben permanecer con la vista baja. Si precisan de algo, tienen que escribirlo en un papel y colocarlo en el torno de la celda en el cual se les colocan los escasos alimentos.
Este régimen es de total aislamiento no solo del contacto humano sino de todos los posibles placeres del cuerpo como pueden ser el comer y el beber. Las mortificaciones son constantes pues el cilicio molesta en su contacto directo con la piel, y cuando hace frío, aunque las ropas son de lana, resulta muy incomodo, púes no les es permitido encender fuego para calentarse, ni siquiera cuando la temperatura llega hasta varios grados bajo cero en la escala centígrada.
Todo parecía indicar que Fray Marcelo tomaría finalmente el hábito y seguiría sin tropiezos el camino que se había trazado; sin embargo, el señor tenía deparado un destino diferente al fervoroso cartujo, pues la salud de Dr. José Gregoriose vio quebrantada ante las duras reglas de la orden. El padre superior D. Rene, considero prudente el que Fray Marcelo volviera a ser el Dr. Dr. José GregorioHernández y que regresara por unos años a Venezuela hasta que su salud se viera totalmente restablecida.
Por esa razón, y contra su voluntad, Dr. José Gregoriose vio precisado a dejar los hábitos y a abandonar la Cartuja de Farneta nueve meses después de haber ingresado en ella.
Llega a Caracas en abril de 1909, obtuvo muy pronto licencia del Arzobispo para ingresar el 21 de abril al seminario "Santa Rosa de Lima". Pero él designio de Dios para él no le permitiría alcanzar el prebisterado.
A la muerte del bachiller Rangel en 1909 fue nombrado Jefe del Laboratorio del Hospital Vargas hasta su muerte en 1919.
Aflora de nuevo (época cierre universitario) en Dr. José Gregorioel deseo de regresar al claustro y de intentar la consagración radical. Así acompañado de su hermana Isolina, embarco de nuevo a Roma. Iría al colegio Pío Latino Americano para hacer la Teología y así allanar el ingreso al monasterio. Desde Noviembre de 1913 volvió a la misa en comunidad, la oración, estudio y clases. Pero los vientos romanos, le desarrollaron una afección pulmonar, y debió retornar a Venezuela. Después ya no insistiría en la separación del mundo para contemplar a Dios en el silencio del convento.
Dr. José Gregorioya no intenta más la vida religiosa. Comprende que Dios lo llama a la vida seglar. Será un seglar católico ejemplar sirviendo a Dios en sus hermanos desde su vocación de médico, pues así también se puede y se debe ser santo. Continuó ejerciendo como médico ejemplar. Dedicaba 2 horas diarias a servir a los pobres.
ÚLTIMOS AÑOS.
Posteriormente entre los años 1914 y 1915 dicta clases de Medicina en forma privada y sin remuneración alguna en el Colegio Villavicencio.
Entre 1915 y 1917 cuando se reabre la Universidad con nuevas normas y cátedras, se realizaron cursos paralelos dictándose cursos alternos; en 1917 viajó a Estados Unidos a estudiar algunas nuevas técnicas de bacteriología, estuvo en Madrid con Ramón y Cajal, regresó en 1918 y fue el primero en mostrar la toma de la tensión arterial en sus alumnos. En este segundo período hubo un mayor rendimiento docente.
El 29 de Junio de 1919, como todos los días, Dr. José Gregorio se levantó a las cinco, tomó su primer baño del día, rezó el Ángelus, y después se dirigió a la iglesia de la Divina Pastora a escuchar la misa y a comulgar. Como era domingo, no tenía que ir a la universidad, por lo que se fue a visitar algunos de sus enfermos en esa parroquia. Regreso luego a su casa (en el número 3 de San Andrés a Desbarrancado), donde su hermana Isolina le sirvió el desayuno: pan, mantequilla, queso y agua de panela. Después de organizar su consultorio, salió a visitar las casas de sus pacientes, cosa que acostumbraba hacer en las mañanas que no tenía clases, entre las ocho y las once y cuarenta y cinco. Para este recorrido el Dr. José Gregorio iba generalmente a pie.
Poco antes del mediodía llego a su casa, donde tomó su segundo baño del día como era costumbre. A las doce del día rezó el Ángelus y se sentó a almorzar. Este último almuerzo consistió en sopa, legumbres, arroz y carne acompañados de un refresco de guanábana que le enviara su cuñada, Dolores de Jesús Briceño Gonzáles, la esposa de César Benigno.
Para reposar el almuerzo se sentó en la mecedora que tenia para atender a los pobres que venían a verlo durante dos horas todos los días. Estaba esta mecedora junto a una imagen de San José.
Pasada la una y media de la tarde llego alguien a avisarle de que una señora anciana se encontraba muy grave, el Dr. José Gregorio tomó su sombrero y partió enseguida a visitarla. Esta anciana vivía entre Amadores y carbones.
Cuando salió de consultar a la anciana enferma, el Dr. José Gregorio, considerando que esta era muy pobre decidió el mismo irle a comprar las medicinas que le había recetado y para ello se llegó hasta la farmacia que se encontraba en la esquina de Amadores.
En la esquina de Amadores y Urapal se encontraba estacionado un tranvía y en el momento en que salía el Dr. José Gregorio de la farmacia con las medicinas otro tranvía subía desde Guanabanos hacia Amadores. Cuando fue a cruzar la calle por delante del tranvía que se encontraba detenido, sin percatarse de que un automóvil se acercaba en esa dirección, sorprendido por la aparición inesperada del transeúnte el chofer no pudo detener a tiempo el vehiculo que conducía a 30 Km. por hora y lo golpeo con el vehiculo, recibiendo el doctor un fuerte impacto que lo lanzó por el aire contra un poste telefónico; golpeándose en su caída con el filo de la acera. Este golpe de acuerdo con el informe forense es lo que ocasiona la muerte del ilustre médico y siervo de Dios pocos minutos más tarde, púes le fracturó la base del cráneo y le provocó una hemorragia interna.
Testigo de excepción: la señorita Ángela Páez se encontraba en ese momento asomada a la ventana de su casa el numero 29 entre Guanabano y Amadores y pudo ver el accidente. De acuerdo a su testimonio cuando Dr. José Gregorio vio que se le abalanzaba el automóvil, exclamo: "Virgen Santísima".
Por extraña coincidencia el que conducía el automóvil Fernando Bustamante Morales, iba a ser compadre de Dr. José Gregorio y este había curado en una ocasión a su madre y salvado de la peste a una de sus hermanas.
En el mismo auto que lo atropellara llevaron al Dr. José Gregorio hasta el Hospital Vargas. Cuando llegaba el coche con la victima ya en estado de coma salía en ese momento del hospital el Presbítero Tomás García Pompa, Capellán de esa institución quién al enterarse del caso regresó justo a tiempo para imponer los Santos Oleos al moribundo
También en el mismo auto del accidente fueron a buscar al doctor Luis Razzetti, quien habría de firmar el acta de defunción:" además de la fractura de la base del cráneo certificada, tenía una ligera herida en la sien derecha, y un morado en la misma sien, señales del golpe contra el poste de hierro; por la nariz y la boca le brotaba sangre; más arriba de las rodillas tenía una franja morada en ambas piernas".
Las hermanas de San José de Tarbes fueron las encargadas de la piadosa labor de amortajar a José Gregorio. Una vez examinado y amortajado el cuerpo fue trasladado a la casa de sus hermanos José Benigno, Avelina y Hercilia Hernández, en el número 57 en la avenida Norte, entre Tienda Honda y Puente de la Trinidad. La elección de esta casa para exponer el cuerpo se hizo tomando en cuenta el que era más grande que la del Dr. José Gregorio y como se esperaba una gran afluencia de dolientes en esta casa sería más fácil acomodarlos.
Sin embargo la reacción popular fue muy superior a lo que se esperaba. La noticia de su muerte fue trasmitida por toda Caracas en cuestión de minutos y el número de personas que se presentó a ofrecer sus últimos respetos al doctor Hernández fue tan grande que las autoridades tuvieron que intervenir para organizar el desfile incesante de dolientes.
Durante toda la noche estuvieron desfilando pacientes y amistades por la capilla improvisada en la casa de la avenida Norte para ver por última vez al médico y al amigo que tanto bien les había hecho en éste mundo. A las siete de la mañana del día siguiente, se realizó el oficio de difuntos de cuerpo presente el entonces Arzobispo de Caracas Primado de Venezuela Monseñor Felipe Rincón Gonzáles. A la luctuosa ceremonia concurrieron sus familiares y un gran número de representantes de organizaciones religiosas.
A las 10 de la mañana del 30 de Junio se inició el traslado del féretro hacia el Paraninfo Universitario. Este habría de hacerse en los hombros de los estudiantes y de sus discípulos. Dos largas hileras de colegas y estudiantes precedían el cortejo fúnebre. Cada uno de estos portaba una corona floral.
Una vez depositada la fúnebre carga se estableció una guardia de honor en torno al ataúd integrada por cuatro alumnos los cuales eran reemplazados cada media hora. Las ofrendas florales que según algunos sumaban más de mil coronas, fueron colocadas en el salón central del Paraninfo y en otros salones.
Si grandioso había sido el desfile hacia el Paraninfo Universitario, indescriptible resultaría el desbordante cortejo hacia la Catedral. Toda Caracas se desbordaba en un verdadero mar humano para ver pasar por última vez al que tantas veces recorriera sus calles para llevar salud, consuelo y ayuda.
Su fama como médico, sus virtudes y su vocación religiosa impactaron poderosamente la opinión popular venezolana. Objeto, desde su muerte, de un auténtico culto, su pueblo natal se convirtió en un sitio de peregrinaje. En 1949, se abrió en el Vaticano el proceso de su canonización, habiéndosele concedido, en 1986, el grado de «venerable», penúltima categoría antes de la de «santo». Sus restos son venerados en la santa iglesia de la Candelaria de la ciudad de Caracas.
El pueblo venezolano que recibió y aún cree recibir los beneficios de su prodigioso apostolado, se ha adelantado con sabia osadía a considerarlo como el santo de su devoción. La Iglesia Católica con su sagrada autoridad ha de confirmar uno de estos días, según el pronóstico de algunos de sus personeros, esa consagración. Vox populi, vox Dei.
ORACIONES
ORACION DIARIA
AL SIEVO DE DIOS Dr. José Gregorio Hernández
Oh Señor Dios Mió Que Todo Lo Puedes Y Que Habéis Acogido En Tu Seno A Vuestro Amado Siervo José Gregorio, Que Por Vuestra Gran Misericordia Le Diste El Poder De Curar Enfermos En Este Mundo, Dadle Señor La Gracia De Curarme , Como Medico Espiritual, Mi Alma Y Mi Cuerpo Si Ha De Ser Para Tu Gloria. Te Pido Esto Señor Dios Mío En Nombre De Tu Amado Hijo Quien Enseñó A Orar Diciendo: Padre Nuestro...
NOVENA PARA OBTENER FAVORES POR INTRCESION DEL SIERVO DE DIOS
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Oh Trinidad Amabilísima En Voz Creo, En Vos Espero, Os Amo Con Todo Mi Corazón Y Os Pido Llenéis Mi Alma De Vuestra Gracia Y Lo Confirméis En Ella; De Modo Que Jamás Deje De Ser Vuestro Santo Templo Y La Morada De Vuestras Delicias, Vos Habéis Elegido A Vuestro Siervo José Gregorio Para Enseñar A Los Hombres A Amaros Sobre Todas Las Cosas, Serviros Fielmente Y Amar Al Prójimo Con Santa Caridad, Animado Yo Con Esta Consoladora Doctrina Del Evangelio Os Adoro Y Bendigo Por Las Virtudes Y Prerrogativas Que Habéis Concedido A Nuestro Siervo Y Edificado Con Su Ejemplo Os Pido Por Su Eficaz Intercesión Que Me Asistáis En Todas Mis Necesidades, Especialmente En Esta Que Encomiendo. Dignaos Trinidad Misericordiosisima, Oír A Vuestro Siervo Concediéndome El Favor Que Os Pido Si Es Para Mayor Gloria Vuestra Y Bien De Mi Alma. Amen.
PRIMER DÍA
Oh Padre Eterno Omnipotente Dios Os Alabo, Glorifico Y Bendigo Y Doy Gracias Por Todas Las Que Concedisteis A Vuestro Siervo José Gregorio Y, Por Su Intercesión Os Pido Oigas Los Ardientes Votos Que Hago Para Alcanzar De Vuestra Soberana Bondad El Favor Que Humildemente Os Suplico. Aquí Se Pide Lo Que Se Desea. Padre Nuestro, Avemaría Y Gloria
DÍA SEGUNDO
Oh Divino Verbo Encarnado Por Amor A Los Hombres Y Ese Mismo Amor Sacrosanto En Los Altares, Os Doy Las Gracias Por Las Carisimas Inefables Con Que Cada Día Favorecías El Alma De Vuestro Siervo José Gregorio Al Recibiros Con Tan Santas Disposiciones En La Sagrada Comunión, Yo Por Su Intersección Os Pido El Favor Que Tanto Necesito Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, Gloria
DÍA TERCERO
Oh Espíritu Santo Fuente Inagotable De Amor Y Vida Os Alabo Y Doy Gracias Por Haber Elegido Por Morada El Alma De Vuestro Siervo José Gregorio Y Por Su Intercesión Os Pido Este Favor Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, Gloria
DÍA CUARTO
Oh Fidelísimo Siervo De Dios José Gregorio Oye Las Suplicas De Mi Corazón, Y Así Como En La Tierra Socorriste A Los Pobres, Enfermos Y Atribulados Con Tus Limosnas, Ciencias Y Buenos Consejos Ahora Feliz En El Cielo, Protégeme, Y En Prueba De Que Olvidas, Alcánzame El Favor Que Confiada Y Humildemente Te Pido..........Si Es Para Mayor Gloria De Dios Honra De Maria Inmaculada Tu Propia Exaltación De Los Altares Y Bien De Mi Alma . Amen. Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, avemaría, Gloria
DÍA QUINTO
Oh Señor Mío Jesucristo Tu Que Miraste Con Complacencia La Humanidad Y Caridad De Vuestro Siervo José Gregorio, Os Suplico Le Concedas La Gracia De Ayudarme A La Salvación De Mi Alma Y Que Su Ejemplo Perdure En Nosotros Para Grandeza De Tu Gloria Amen. Aquí Se Pide Lo Que De Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
DÍA SEXTO
Seráfico San Francisco De Asís Alcánzale A Este Insigne Hijo De Tu Orden Tercera José Gregorio El Honor Supremo De Ser Elevado A Los Altares. Y Tu Gloriosa Santa Teresa De Jesús, Has Prueba De Tu Valimiento Ante La Soberana Majestad, celebrando
La Hora De Su Beatificación. Amen Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, avemaría, Gloria
DÍA SEPTIMO
Oh Virgen De Las Mercedes Obtenga De Vuestro Divino Hijo Para Este Pueblo Venezolano Que Tiernamente Os Ama, La Gracia Insigne De La Exaltación A Los Altares De Vuestro Devoto José Gregorio Hernández, Que Tan Inefablemente Os Amo
Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
DÍA OCTAVO
Señor Dios Mío Mi Redentor Y Mi Todo Acordaos De Esta Alma Pecadora, Para Que Se Vista Con La Humildad Y Caridad Con Que Vuestro Siervo José Gregorio Os Sirvió En Este Mundo, Haciendo El Bien En Tu Santo Nombre Y Sirviéndonos De Ejemplo Para Santificarnos En Tu Gracia. Amen Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
DÍA NOVENO
Mi Alma Glorifica Al Señor Y Mi Espíritu Esta Transportado En Gozo De Dios Salvador Mío, Porque Ha Puesto Sus Ojos En La Bajeza De Su Esclava , Por Lo Tanto Ya Desde Ahora Me Llamaran Bienaventurada Todas Las Generaciones , Porque Ha Hecho En Mi Cosas Grandes Aquel Que Es Todopoderoso, Cuyo Nombre Es Santo, Y Cuya Misericordia Se Derrama De Generación En Generación Sobre Todos Los Que Le Temen. Hizo Alarde De Su Brazo, Deshizo Las Miradas Del Corazón De Los Soberbios, Derribo Del Solio A Los Poderosos Y Ensalzo A Los Humildes, Colmo De Bienes A Los Hambrientos, Y A Los Ricos Los Despidió Sin Nada Acordándose De Su Misericordia Acogió A Israel Su Siervo: Según La Promesa Que Hizo A Vuestros Padres, A Abraham Y Su Descendencia Por Los Siglos De Los Siglos. Amen. Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria
SÚPLICA PARA TODOS LOS DÍAS
Conceden 300 Días De Indulgencia Por Cada Vez
Que Se Rece Esta Oración Oh Dios Misericordioso Que Te Has Dignado Escoger A Venezuela Para Ser La Patria De Tu Siervo José Gregorio Quien Prevenido Por Tu Gracia Practico Desde Niño Las Mas Heroicas Virtudes, En Especial Una Fe Ardiente , Una Pureza Angelical Y Una Caridad Encendida , Siendo Esta La Escala Por La Cual Su Alma Voló A Su Divino Encuentro Cuando Recibiste El Holocausto De Su Vida Concédenos Que Brille Pronto Sobre Su Frente La Aureola De Los Santos , Si Es Para Mayor Gloria Y Honor De La Santa Iglesia. Te Lo Pedimos Por Los Meritos De Cristo Nuestro Señor Amen
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