domingo, 24 de junio de 2012

EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Autor: P. Elí Ricardo Marín | Fuente: Catholic.net
Nacimiento del Bautista
Lucas 1, 57-60.80. Solemnidad de la Natividad de Juan Bautista. Juan lo deja todo para prepararnos el camino a Jesús.
 
Nacimiento del  Bautista
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66.80


Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

Oración introductoria

Señor, gracias por este momento de oración, de encuentro personal con tu amor. Para iniciar quiero hacer un acto profundo de humildad, mi Dios, mi Señor, mi Padre, mi Creador. No soy nada. Tú lo eres todo, más aun, Tú eres mi todo. Gracias, de nuevo, por tu amor, por tu perdón y tu gracia.

Petición

Jesús, que yo disminuya para que Tú puedas crecer.

Meditación

Hoy, 24 de junio, la liturgia nos invita a celebrar la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, cuya vida estuvo totalmente orientada a Cristo, como la de su madre, María (...) De Jerusalén y de todas las partes de Judea la gente acudía para escuchar a Juan Bautista y para hacerse bautizar por él en el río, confesando sus pecados. La fama del profeta que bautizaba creció hasta el punto de que muchos se preguntaban si él era el Mesías. Pero él -subraya el evangelista- lo negó decididamente: "Yo no soy el Cristo". En cualquier caso, es el primer "testigo" de Jesús, habiendo recibido del cielo la indicación: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo". Esto aconteció precisamente cuando Jesús, después de recibir el bautismo, salió del agua: Juan vio bajar sobre él al Espíritu como una paloma. Fue entonces cuando "conoció" la plena realidad de Jesús de Nazaret, y comenzó a "manifestarlo a Israel", señalándolo como Hijo de Dios y redentor del hombre: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". Como auténtico profeta, Juan dio testimonio de la verdad sin componendas. (Benedicto XVI, 24 de junio de 2007.

Reflexión

Todas las vocaciones son historias muy interesantes. Hoy el evangelio nos narra la vocación del primer apóstol de Cristo, y no me refiero a San Andrés o a San Pedro sino a San Juan Bautista, pues él también fue apóstol. Apóstol significa enviado y justo eso fue San Juan Bautista un enviado que anticipaba la venida del salvador.

Y como toda vocación se preparó, el evangelio dice que crecía y su espíritu se fortalecía y que vivió en el desierto. Me imagino a un joven que sabe su misión, que sabe su camino - como diría el escritos español Miguel Delibes - y que pone los medios para llevarla a cabo.

El ejemplo del Bautista nos puede servir mucho pues nos damos cuenta de la importancia que tiene seguir a Cristo. El fue capaz de dejarlo todo para ir a anticipar su llegada. Hoy, gracias a Dios, nos encontramos todavía con muchos bautistas que anticipan la llegada de Cristo a nuestros corazones, son esos jóvenes generosos que escuchan la llamada de Dios y están dispuestos a seguirla. Pidamos hoy por ellos.

Propósito

Hacer una revisión de vida para ver si mis «talentos» los invierto para gloria de Dios o sólo en mi beneficio.

Diálogo con Cristo

Señor y Dios mío, tú siempre has elegido como instrumentos a personas humildes y dóciles. Por esto te he pedido la humildad para saberte reconocer y responder a tu llamado, porque sería imposible amarte y no comunicarte a los demás, tenerte y no compartirte. No quiero dudar como Zacarías, ayúdame a vencer el respeto humano y a no tener miedo a estar cerca de Tí y ayudar a los demás.

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