viernes, 8 de julio de 2011

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS

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La sociedad de los poetas muertos es una de esas películas que logra conmover profundamente. Por eso, no fue casualidad que en muchos cines los espectadores aplaudieran con entusiasmo la última escena.

Dirigida por Peter Weir en 1989 esta película nos muestra las enseñanzas de un joven maestro, Keating, recién llegado a la tradicional escuela de Walton. Sus alumnos son seducidos por esta pedagogía que promueve tomar la vida con pasión, poesía e intensidad.

Pero con razón el crítico de cine Héctor Soto hecho de menos en el filme: “una lección que es fundamental en toda educación: la lección de cómo resistir la contrariedad y el fracaso. Sin ella la enseñanza es un engaño o una irresponsabilidad. La película no dice una palabra sobre este punto”.

El filme no es un libro de pedagogía. Aún así por el guión mismo se podría haber tocado esta parte y habrían enriquecido la profundidad psicológica de los personajes que de esta manera quedaron algo pobres como en el caso del padre y del director del colegio. Pero la incomprensión de muchos adultos ante los jóvenes de hoy sigue otorgando vigencia a esta hermosa película y no podemos dejar de emocionarnos con Keating, Neil y aquella sociedad de los poetas muertos.

¿Por qué no será posible establecer puentes de comprensión entre jóvenes y adultos para ganancia de todos y en particular de estos últimos? Aún ellos persisten en la equivocada idea de que todo lo saben. Olvidan su propia juventud y el “solo sé que nada sé”.

Y los cantos de amor a la vida de Walt Whitman tan citado en "La sociedad de los poetas muertos…"

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