Nuestra cultura está impregnada de símbolos de todos los tipos. Estos generalmente actúan de forma inconsciente y otras veces se establecen más conscientemente. Uno de los iconos de la cultura gay es San Sebastián.
Es mártir y víctima de los valores morales de sus respectiva época. Fue consecuente con sus ideas y despertaron la desazón de sus contemporáneos. Condenado a morir desnudo y desangrado a flechazos, Sebastián consiguió sobrevivir gracias a la ayuda de sus compañeros, aunque más tarde fue de nuevo condenado a una tunda de azotes que finalmente acabaron con su vida. Sin embargo, el momento más representado de la vida de San Sebastián es el primer martirio, como símbolo de la lucha y convicción por unas ideas perseguidas en su tiempo (el cristianismo). Por ello y por ser representado semi desnudo, este santo ha derivado en icono gay. Algunos de los retratos de San Sebastián irradian sensualidad al máximo. La evolución de de San Sebastián como icono gay tiene una larga historia. Su figura aparece en miles de obras de arte. Ha sido inmortalizado por los más grandes pintores −Tintoretto, Tiziano, Botticelli, El Greco…−.
Ya en el siglo XIX sus sensuales pinturas inspiraron un culto homosexual explícito. En la literatura de Tenesse Williams encontramos un poema, ‘San Sebastian de Sodoma’, en el que narra a Sebastián en unos cuantos versos y explica su drama. Tanto la historia de San Sebastián como su rol en la cultura gay más moderna simbolizan el impulso de subversión. En muchas pinturas de San Sebastián luce un rostro que expresa una mezcla de placer y dolor. Se considera que esto ilustra el placer por ser coherente con sus convicciones y el dolor de verse atacado por defenderlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario